El Papa se aventurará hoy al campo minado político, cultural y religioso de Medio Oriente con una gira por Jordania, Israel y Palestina, en su viaje más complejo desde que tomó la riendas de la Iglesia Católica y en el que buscará sembrar un poco de paz en un territorio en permanente conflicto.

Los propios comentarios pasados de Benedicto XVI sobre las relaciones con judíos y musulmanes, que algunos miembros de ambas religiones han percibido como insultantes, le pesarán en este viaje que algunos observadores de la Iglesia ven como una oportunidad de curar las heridas.

El miércoles, el Papa dijo a la población de la región que quería compartir "sus aspiraciones y esperanzas al igual que sus dolores y luchas. Iré hasta ustedes como un peregrino de la paz".

"Benedicto XVI tocará las "piedras" del Cristianismo, las "comunidades que se remontan a los primeros días" de Jesús, en palabras de Wadie Abu Nasar, coordinador de medios en Jerusalén para la visita del Papa.

El Santo Padre comenzará su peregrinaje hoy 8 de mayo con tres días de estancia en Jordania, y el 11 seguirá su camino a Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), la etapa más sensible por razones políticas y religiosas.

El mero hecho de ir acompañado exclusivamente por una de las partes, israelí o palestina, a alguno de los lugares santos puede despertar recelos y herir sensibilidades no sólo religiosas.

Portavoces religiosos y políticos coinciden en que el Papa no es "un peregrino más", no sólo por el lugar que ocupa en la Iglesia sino también por su condición de jefe de un Estado, el Estado del Vaticano.

Y es en calidad de ambas funciones que Benedicto desea aportar a su viaje una dimensión política relacionada con la búsqueda de la paz en Oriente Medio, y otra inter-confesional con el objeto de acercar a las tres religiones monoteístas: cristianismo, judaísmo e islám.

Hasta la década pasada el Vaticano se veía a sí mismo parte en el conflicto de Oriente Medio y defendía la internacionalización de Jerusalén como única salida posible a las reivindicaciones de las tres religiones monoteístas.

Una postura que, sin haberla abandonado oficialmente, su diplomacia parece haber ido relegando en favor de una solución bilateral entre israelíes y palestinos y que, a la vez, no sacrifique los intereses de la Iglesia en la zona.

Se espera que Benedicto XVI aluda en todo momento en su viaje a la necesidad de paz para Tierra Santa, para muchos "inalcanzable" si no se tienen en cuenta también los aspectos religiosos del conflicto.

"Hay un claro mensaje en la agenda del Papa y es el de que la religión juega un papel importante en la resolución del conflicto", explica Daniel Rossing, director del Centro de Jerusalén para las Relaciones Judeo-Cristianas.

Para esta institución, cualquier solución exclusivamente política al conflicto israelí-palestino -como fueron los acuerdos de Oslo-, están destinados al fracaso "porque el vacío espiritual da pie a que los extremistas" los torpedeen.

En el plano exclusivamente inter-confesional, las previstas visitas de Benedicto XVI al Muro de las Lamentaciones -principal santuario judío- y a la Explanada de las Mezquitas -donde se halla la tercera mezquita en importancia para el Islam- representan en sí un gesto para el acercamiento.

este es el tercer viaje de un papa a Tierra Santa. El primero fue el de Pablo VI en 1964 y el anterior el de Juan Pablo II en el 2000.