El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió a su par ruso, Vladimir Putin, que invadir Ucrania traerá "una respuesta decisiva, rápida, con severos costos" para Rusia, en una extensa charla telefónica mantenida ayer por los mandatarios, en medio de una intensa actividad diplomática para rebajar las tensiones. "El presidente Biden ha sido claro con el presidente Putin: Estados Unidos está preparado para comprometerse en la diplomacia en plena coordinación con nuestros aliados y socios, pero está igualmente preparado para otros escenarios", señaló un comunicado de la Casa Blanca. En la charla de 62 minutos, Biden volvió a plantear a Putin la necesidad de reducir la escalada y retirar los más de 100.000 soldados rusos que están concentrados cerca de la fronteras de Ucrania. Putin, por su parte, se quejó de que Estados Unidos y la OTAN no han respondido satisfactoriamente a las demandas rusas de que se prohíba a Ucrania unirse a la alianza militar y que la OTAN retire las fuerzas de Europa del Este. Poco antes y en la misma línea, el titular de la diplomacia rusa, Serguei Lavrov, había dicho que la Casa Blanca y la Unión Europea (UE) "ignoraron los puntos principales" de las demandas rusas, en particular la expansión de las operaciones de la OTAN.

Los dos presidentes hablaron un día después de que el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, advirtiera que la inteligencia estadounidense tiene una información de que una eventual invasión rusa podría comenzar en unos días y antes de que terminen los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, el 20 de febrero. Más temprano, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, había charlado también con su par ruso, con la tensión global como trasfondo y en medio de febriles esfuerzos para que sea la vía diplomática la que permita una salida a la crisis. Rusia niega tener la intención de lanzar una ofensiva contra Ucrania, y acusó a Estados Unidos y sus aliados de impulsar una "campaña de propaganda" sobre esa eventual invasión, una versión que "persigue objetivos de provocación", indicó un comunicado publicado por la Cancillería rusa tras la conversación con el francés.

En tanto, en una señal de que Washington se prepara para la peor alternativa, la Casa Blanca anunció planes para evacuar su embajada en la capital ucraniana. El asesor de seguridad nacional Sullivan dijo que los estadounidenses en Ucrania no deberían esperar que el ejército de su país los rescate en caso de que el transporte aéreo y ferroviario quede cortado después de una invasión rusa. España, Reino Unido, Dinamarca, Noruega, Estonia, Letonia, Países Bajos, Japón y Corea del Sur adoptaron decisiones del mismo tenor en las últimas horas, mientras Alemania, que adoptó un tono decididamente más bajo que sus aliados, pidió a sus ciudadanos abandonar Ucrania si su estancia en el país no es obligatoria. El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, dijo a su homólogo ruso que "una mayor agresión rusa se enfrentaría con una respuesta transatlántica resuelta, masiva y unida". Mientras tanto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky buscó calmar las aguas mientras observaba ejercicios militares cerca de Crimea, la península que Rusia anexó de Ucrania en 2014. "No tenemos miedo, estamos sin pánico, todo está bajo control", dijo. Sin embargo, en una nueva muestra de la fricción que marca el escenario, un buque antisubmarino ruso forzó ayer a un submarino estadounidense a salir de aguas territoriales rusas en el Pacífico, informó el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado. El destructor "Mariscal Shaposhnikov" detectó al submarino cerca de las Islas Kuriles y lo intimó a "salir a la superficie inmediatamente", sin recibir respuesta, indicó el comunicado. El buque ruso usó los "medios adecuados" para forzar al submarino estadounidense "a salir de las aguas territoriales rusas a toda velocidad", agregó el comunicado. Además de las más de 100.000 tropas que aseguran que Rusia reunió en fronteras de Ucrania, también hay misiles, fuerzas aéreas y navales.

Muertes

14mil Muertes hubo en Ucrania luego de que Rusia apoyara un levantamiento popular para expulsar de su cargo al líder ucraniano. Moscú respondió anexando la península de Crimea y luego respaldando una insurgencia separatista en el este de Ucrania, donde los enfrentamientos causaron muerte y desolación.