El periodista, ganador de un premio Emmy, se arrepintió al aire de haber invitado a su programa a Sarah Burge, una mujer británica de 51 años que se ha gastado más de 500.000 dólares en cirugía plástica
En las últimas semanas, Burge llamó la atención de los medios de comunicación al regalarle a su hija de 8 años un aumento de pechos y una liposucción, junto con clases para bailar en el caño.
Cooper quiso que la mujer explicase por qué sometía a su hija a sesiones de cirugía plástica, y por qué los periódicos tenían fotos de su hija en una barra de striptease.
Todo sucedió cuando Burge señaló su disconformidad con que su hija sudara en el escenario y defendió que la pequeña se inyectara bótox. A ese punto de la conversación, Cooper le dijo: "Lo siento, creo que no tengo nada más que hablar con usted. Siempre trato de ser cortés con mis invitados, pero usted es horrible y ya no quiero que sigamos hablando". El público aplaudió su decisión.
Más tarde, el conductor admitió que había sido un error llevar al programa a Burge."Si vamos a tener a alguien en el programa la idea es que se comunique honestamente, pero creo que ella sólo estaba tratando de buscar publicidad. Eso de darle lecciones de baile en el caño y cirugías plásticas a su hija para luego contarlo en los medios es algo que no entiendo. Quería buscar una explicación, pero ella no estaba siendo sincera", dijo.
Burge, que se ha sometido a más de cincuenta cirugías plásticas, reconoció al diario Daily Mirror de dónde viene su obsesión con la belleza física.
