La ciudad brasileña de Río de Janeiro inauguró AquaRío, el acuario marino más grande de Sudamérica, que permite el buceo con peces, rayas y tiburones.
Con 26.000 metros cuadrados, el espacio alberga 4,5 millones de litros de agua salada divididos en 28 tanques y cuenta con alrededor de ocho mil animales de 350 especies, entre las que hay peces de la costa brasileña, el Caribe y el Indo-Pacífico, como tiburones, morenas y caballitos de mar.
AquaRío es una nueva atracción turística que se suma al Museo del Mañana, el de Arte de Río y el panel Etnias, ubicados en la revitalizada zona de Porto Maravilha. Ubicado cerca del Boulevard Olímpico, un espacio portuario reciclado para los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos Río 2016, AquaRío ocupa el edificio de la ex Compañía Brasileña de Almacenamiento y refuerza el proyecto de revitalización de la zona portuaria de Río de Janeiro, principal puerta de entrada de turistas que llegaron a Brasil en 2015, según la Oficina de Demanda Turística Internacional del Ministerio de Turismo.
El tanque más grande del local, el Recinto Oceánico, tiene siete metros de profundidad y 500 metros cuadrados, con una gran tribuna para los visitantes; allí se permite un verdadero buceo con peces, rayas y tiburones, en tanto que los llamados Tanques de Contacto permiten a los visitantes interactuar con los animales.
‘AquaRío llega en un momento importante para añadir más valor a la experiencia turística de Río de Janeiro. Iniciativas como ésta son las que ayudan al sector a desarrollarse, crear puestos de trabajo e ingresos para la población cuando el país más lo necesita‘, declaró el ministro de Turismo brasileño, Marx Beltrão.
El emprendimiento es el resultado de una inversión de más de 130 millones de reales (612 millones de pesos argentinos), realizada por la iniciativa privada y su gestión está a cargo del Instituto Museo Acuario Marino de Río de Janeiro (IMAM).
‘Soy un biólogo marino apasionado por mi profesión y, a través del apoyo de las empresas, pude ejecutar este proyecto‘, dijo el CEO de AquaRío, Marcelo Spielman. La expectativa es que el local, abierto la semana pasada, reciba un promedio de 4 a 5 mil visitantes por día.
Otras de las atracciones es el Acuario Virtual que, a través de tecnologías innovadoras y total interactividad, permitirá al visitante un acceso a lo real y lo virtual de forma simultánea; así como el Museo de Ciencias, que tendrá exposiciones permanentes y temporales sobre temas relacionados con el ambiente marino y el acuático.
AquaRío albergará además al Museo del Surf, cuya la finalidad es contar la historia de este deporte, contextualizada con informaciones históricas.
Como valor agregado, una alianza con el Departamento de Biología Marina de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), hizo posible la creación del Centro de Investigaciones Científicas, que tiene como objetivo el desarrollo de estudios y el gerenciamiento educativo en el acuario.
Asimismo, se creará un Centro de Conservación de la Biodiversidad con el fin de preservar animales en peligro de extinción, reproduciéndolos en cautiverio y, por otra parte, un Centro de Educación Ambiental, que será responsable de la promoción de eventos y programas para acercar a las personas a los animales y ecosistemas marinos.
AquaRío estará abierto todos los días, de 10 a 18; las entradas podrán adquirirse hasta con 30 días de anticipación a través de www.aquariomarinhodorio.com.br, con un costo de 80 reales (376 pesos argentinos) para la tarifa normal o de 40 reales (188 pesos argentinos) para niños y adolescentes de tres a 17 años, estudiantes de 18 a 24 años, mayores de 65 años y personas con capacidades diferentes.
Pasado en Macumba
El esqueleto gigantesco de una ballena jorobada cuelga del techo y recibe a los visitantes del mayor acuario de Sudamérica. Esta ballena adulta, de 13 metros y 37 toneladas, quedó varada en la playa de Macumba, en el oeste de la ciudad, en junio de 2014, ‘probablemente después de haber sido golpeada por un buque, porque le faltaba una aleta‘, explica el biólogo marino Marcelo Szpilman.
Hasta hace poco, Río de Janeiro, que es visitada cada año por casi tres millones de turistas extranjeros, no contaba con un acuario. El agua para el acuario se recolecta con buques a la altura de la playa de Ipanema, porque la de la bahía de Rio ‘está contaminada‘. Luego de ello pasa por canalizaciones, explica Szpilman, un apasionado de los tiburones.
