Sin sorpresas y sin necesidad de segunda vuelta, el presidente de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, se impuso ayer en las elecciones generales donde el dato distintivo del día fue que el 53% de los empadronados no concurrieron a las urnas.

Con el escrutinio del 80% de circunscripciones, Cavaco, de los social demócratas de centro derecha en la oposición, obtenía anoche el 52,96% de los votos, un resultado que debería asegurar estabilidad política a corto plazo mientras el Gobierno lucha por evitar un rescate financiero internacional.

En los últimos meses, el presidente, ex profesor de economía, quien fue primer ministro entre 1985 y 1995, ha brindado un respaldo clave a los esfuerzos del Gobierno por llevar adelante recortes a los gastos y alzas de impuestos, a fin de evitar un rescate como los de Irlanda y Grecia.

Aunque la autoridad del presidente es limitada, puede remover al primer ministro y disolver el Parlamento si cree que tiene que los motivos necesarios. En caso de que Portugal tuviera que acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea para solicitar un rescate, él podría estar bajo presión de la oposición para hacerlo.

La situación económica de Portugal fue un gran tema en la campaña electoral, pero el entusiasmo es bajo.

Muchos portugueses están desilusionados por los bajos salarios, los altos impuestos y el alza de desempleo.

El gobierno del país ha prometido a Bruselas recortar el déficit de presupuesto a 4,6 por ciento del PIB este año desde el 7,3% del año pasado.Aunque su partido está en la oposición, la reelección de Cavaco Silva para un cargo mayormente simbólico daría un muy necesario impulso al gobierno de minoría socialista del primer ministro José Sócrates.

En segundo lugar en los comicios quedó para un viejo rival político de Cavaco Silva, el candidato socialista Manuel Alegre, con el 19,75% de los votos, seguido del candidato independiente Fernando Nobre, que ha obtenido el 14,09%.

La jornada electoral estuvo marcada por una elevadísima abstención, que alcanzó el 53%, superior a la registrada durante en los dos últimos comicios y que podría convertirse en la mayor abstención de la historia en medio de la peor crisis financiera que recuerden los portugueses.

En 2006, cuando Cavaco Silva venció por primera vez, la abstención fue del 38%, mientras que en 2001, cuando Jorge Sampaio fue elegido para su segundo mandato en Belém, la abstención superó el 50%.

Fallo informático

Según el portavoz de la Comisión Nacional de Elecciones (CNE), por detrás de la baja participación podría encontrarse un fallo en los servicios electrónicos del gobierno para que los electores conocieran su nuevo número de elector. Los portadores del recientemente implementado carné de ciudadano tenían que acceder a un servicio de mensajería electrónica para conocer la mesa en la que debían votar. El fallo de este sistema electrónico ha provocado largas filas en algunos colegios electorales que llegaron a superar las dos horas.

El director General de la Administración Interna reconoce que la medida implementada por el ejecutivo de Lisboa ha fallado pero se defiende diciendo que no es la única responsable de la baja afluencia a las urnas.