A las 23:40 del domingo 14 de abril de 1912 el transatlántico Royal Mail Ship Titanic, rozó un bloque de hielo que flotaba en el mar. Dos horas y 40 minutos después, el barco con mayores dimensiones construido hasta ese momento, terminó su corta vida y se hundió, en su viaje inaugural,  entre Southampton y Nueva York.


El hundimiento se saldó con alrededor de 1.500 muertos (no hay coincidencia en la cifra) por ahogamiento o hipotermia. Sin embargo, ese día nacería una leyenda, la del “barco insumergible” que subrayaría un naufragio inolvidable.   


A comienzos del siglo XX, la conexión entre continentes en una época de grandes migraciones humanas y de incremento del comercio mundial, dependía de los barcos, cada vez más grandes y veloces. 


Por esa razón en 1907, Joseph Bruce Ismay, director general de la White Star Line y lord Pirrie, presidente de los astilleros Harland and Wolf, de Belfast, Irlanda del Norte, decidieron construir tres buques que les dieran la supremacía oceánica; el Olimpic, el Titanic y el Britanic. 


El Titanic se comenzó a construir en 1909, tenía 269,06 m de largo y 28,19 m de ancho, contaba con 9 cubiertas y una capacidad de 3.672 ocupantes, entre pasajeros y tripulantes. Se propulsaba con dos hélices laterales y una central. Además, tenía 29 calderas alimentadas por 159 hornos de carbón  y podía desarrollar una velocidad máxima de 23 nudos.   


Partió del puerto de  Southampton, el 10 de abril de 1912, con su tripulación y  1.317 pasajeros, entre ellos algunas de las personas más ricas del mundo, además de inmigrantes europeos que buscaban una mejor vida en EEUU. 


En los últimos minutos del 14 de abril, el vigía Frederick Fleet advirtió la cercanía de un iceberg.  Se lo informó  al primer oficial al mando, William Murdoch, quien dio la orden de “virar a babor” y, segundos después, de detener la sala de máquinas. Evitó la colisión, el hielo y el acero sólo se rozaron, pero las consecuencias serían fatales. Se desgarraron las planchas de acero del buque, unos 5 metros por debajo de la línea de flotación. El agua invadió cinco compartimentos de la cubierta inferior,  provocando que se hundiera gradualmente su parte delantera mientras la popa se iba elevando. A las 2:20 del lunes 15 de abril, el Titanic desapareció por completo bajo las aguas del océano.    


En agosto de 1985, el oceanógrafo Robert Ballard inició una expedición franco-estadounidense, a bordo de un barco de la Marina de EEUU, en busca del malogrado buque. El 1 de septiembre registraron las primeras imágenes submarinas de los restos del Titanic. Fueron encontrados a casi 4 kilómetros de profundidad, partidos en dos secciones separadas entre sí por 600 metros.  


Actualmente los científicos estudian el avance de la erosión del metal,  en las profundas aguas del Atlántico, para calcular cuánto le queda al Titanic en el fondo del mar.