El viento y la lluvia que azotaron ayer Los Abruzos, amenazaron a los 33 mil evacuados instalados en campamentos tras el terremoto de la semana pasada. Las inclemencias meteorológicas se convirtieron en el peor enemigo para las más de 12 mil personas que trabajan en la remoción de escombros. Se espera que los evacuados puedan volver a sus casas en dos meses.