Río de Janeiro y la vecina Niteroi anunciaron este lunes un endurecimiento de las medidas contra el coronavirus. Con una ocupación de más del 90% de sus camas de terapia intensiva, anunciaron diez días de feriados corridos desde el próximo viernes hasta el domingo 4 de abril para restringir al máximo los desplazamientos y frenar los contagios.

La pesadilla que está causando el coronavirus en Brasil es cada vez más visible, en especial en las grandes ciudades. Mientras, se profundiza la grieta política entre los gobernantes estaduales y el presidente Jair Bolsonaro, quien desde un comienzo se encargó de minimizar el impacto de la pandemia y fue tildado de “psicópata” por el gobernador de San Pablo, Joao Doria.

En ese lapso solo se autorizará el funcionamiento de comercios esenciales y regirá un toque de queda entre las 23 y las 5 de la mañana del día siguiente.

En tanto, los bares y restaurantes solo podrán funcionar con un sistema de “delivery”. Las playas, prohibidas al público desde el fin de semana, permanecerán cerradas.

“Esos diez días no son diez días para festejar nada, sino para demostrar empatía y respetar la vida”, dijo el alcalde carioca, Eduardo Paes.

Brasil, con 212 millones de habitantes, registra 295.425 muertes desde el inicio de la pandemia, según datos oficiales. El estado de Río, con más de 35.000 decesos, es una de las regiones más afectados, con 204 víctimas fatales por cada 100.000 habitantes, frente a 141 en todo el país.

San Pablo en guerra contra Bolsonaro

También el estado de San Pablo, con más de 91% de las camas de terapia intensiva ocupadas, está bajo fuerte presión.

“Estamos en una situación de colapso. Estoy confrontado en este momento al peor desafío de mi vida”, declaró el gobernador Joao Doria a CNN.

Y enseguida disparó munición gruesa contra Bolsonaro.

”Estamos en uno de esos trágicos momentos de la historia en los cuales millones de personas pagan el precio de tener un dirigente psicópata y falto de preparación al frente de la nación”, declaró.

Bolsonaro recurrió la semana pasada ante la Corte Suprema contra las medidas de restricción impuestas en el Distrito Federal de Brasilia y en los estados de Bahía y Rio Grande do Sul. Además viene promoviendo aglomeraciones con sus partidarios y criticó las restricciones a la actividad económica.

Entre tanto, la vacunación avanza lentamente, con recurrentes faltas de dosis y la perspectiva de un agotamiento de los insumos necesarios para la intubación de pacientes. Este lunes se vacunó la expresidenta Dilma Rousseff, quien hizo el anuncio en sus redes sociales.

Unas 2.600 alcaldías de todo el país (más de la mitad) crearon un consorcio para tratar de comprar vacunas “ante la inercia y la dificultad para hacerlas llegar a los municipios”, dijo el presidente del Frente Nacional de Alcaldes, Jonas Donizette.

En tanto, una carta abierta firmada por economistas, banqueros y dos expresidentes del Banco Central de Brasil alertó que la economía no despegará sin resolver el problema sanitario. El PBI se contrajo 4,1% en 2020.

”Esta recesión, así como sus consecuencias sociales nefastas, fue causada por la pandemia y no se superará mientras la pandemia no sea controlada por una actuación competente del gobierno federal”, concluyó la misiva que ya obtuvo 500 firmas.