Puerto España, Trinidad y Tobago, 19 de abril.- La V Cumbre de las Américas dejó como resultado concreto, para la región, la instalación de un nuevo modo de relacionamiento
entre los Estados Unidos y Latinoamérica.
Para la Argentina, la Cumbre fue el marco en el que se pudo
avanzar en el otorgamiento de créditos por parte del Banco
Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, destinados a planes de infraestructura y sociales.
Cristina Fernández de Kirchner logró, también, ubicarse como
una de las portavoces de los reclamos regionales hacia Estados
Unidos. Para ello aprovechó el escenario de la inauguración oficial,
utilizando un discurso firme, la reunión de la Unasur con Barack
Obama y los plenarios de la Cumbre.
El clima que reinó durante el encuentro de mandatarios
americanos, en el que el estadounidense Barack Obama hizo su presentación formal, fue de cordialidad y expectativa, enmarcado en un halo de esperanza y cooperación.
Esto dejó en un segundo plano el motivo formal de la Cumbre:
el análisis de "asegurar el futuro de nuestros ciudadanos
promoviendo la prosperidad humana, la seguridad energética y la
sostenibilidad ambiental".
Es que la inquietud de los presidentes que asistieron al
evento pasaba por otros carriles.
Los ejes de la postura latinoamericana, enumerados por la
presidenta argentina y por otros mandatarios, giraban en torno a la necesidad de contar con financiamiento por parte de los organismos de crédito, el reclamo para que Estados Unidos deje de lado su política de injerencia en los asuntos internos de otros Estados y el pedido de terminar con el bloqueo norteamericano a Cuba y su reinserción en el seno de la OEA.
El hecho de que Obama se mostrara receptivo a estos reclamos y
que se comprometiera a estudiarlos -como Cuba y el refondeo del
BID-, que prometiera cambiar la política de intervención en asuntos internos de otros países, que pudiera sentarse con presidentes como Hugo Chávez o Evo Morales y dialogar afablemente con ellos, en definitiva, que se pusieran arriba de la mesa los temas prioritarios para la región, convirtieron a esta Cumbre en un punto de inflexión en el relacionamiento regional con la principal potencia del mundo.
Que los presidentes de América decidieran no firmar el
documento final de Cumbre por discrepancias en algunos puntos no opacó los resultados de la reunión. Su redacción venía siendo elaborada desde antes de la asunción de Obama y la realidad, literalmente, lo pasó por arriba.
En el caso argentino, Cristina Fernández no logró la ansiada
reunión bilateral con Obama, pero tuvo la oportunidad de decirle en varias oportunidades cuáles son sus puntos de vista respecto a la relación entre Estados Unidos y Latinoamérica.
"Obama es también producto del cambio y el desafío es que se
convierta en sujeto del cambio". Esta frase fue la elegida por
Cristina para expresar los nuevos vientos que soplan en el continente, con presidentes como Obama, el primero de color en Estados Unidos, Evo Morales, de ascendencia indígena, o Lula Da Silva, proveniente del ámbito de los trabajadores.
Argentina también alertó sobre la urgencia que existe en
recapitalizar al BID para que se convierta en una herramienta de
asistencia a las economías regionales afectadas por la crisis.
Además, aprovechó las reuniones con el titular del BID y la
vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina para avanzar en el otorgamiento de créditos para el país.
En el caso del Banco Mundial, en la reunión con Pamela Cox se
ultimaron detalles del crédito "más grande que dará" en el año esa
entidad. Se trata de casi mil millones de dólares para aplicar a
obras de saneamiento de la cuenca Matanza Riachuelo.
También se progresó en un crédito del BID por 1.500 millones
de dólares para obras de infraestructura y planes sociales.
Estos avances cuya implementación se considera inminente
significarán una bocanada de aire fresco para las delicadas cuentas nacionales.
Pero es en el ámbito internacional donde se alcanzaron los
mayores logros.
El mayor desafío, a partir de ahora, será llevar a la práctica
las iniciativas lanzadas desde aquí: Una relación seria,
responsable e igualitaria entre Estados Unidos y el resto de América, el regreso de Cuba a la OEA, y la posibilidad del levantamiento del bloqueo, y el refondeo del BID. Su sola enumeración son una muestra cabal de la importancia que tuvieron estos tres días en Trinidad y Tobago.

