Un riesgo para el proceso de paz. Campesinos cultivan hojas de coca en Puerto Bello, en el sur de Colombia. El aumento del cultivo representa un riesgo para el débil proceso de paz.



Los cultivos de hoja de coca en Colombia aumentaron a 171.000 hectáreas al cierre de 2017 y la producción potencial de cocaína subió a 1.379 toneladas anuales, los niveles más altos en 15 años, lo que complica la consolidación de la paz en el país, dijo una agencia de las Naciones Unidas.

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) dijo que el territorio sembrado con hoja de coca en Colombia se incrementó un 17 por ciento desde las 146.000 hectáreas de 2016, mientras que la capacidad de producir cocaína subió un 31 por ciento desde las 1.053 toneladas del año previo.

La cifra de área cultivada es menor a las 209.000 hectáreas reportadas al cierre de 2017 por la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas de Estados Unidos (ONDCP, por su sigla en inglés).

El presidente Iván Duque anunció recientemente que Colombia buscará erradicar hasta 150.000 hectáreas de cultivos de coca en los próximos cuatro años, al admitir la posibilidad de restablecer las fumigaciones aéreas con el herbicida glifosato.

El representante de Unodc en Colombia, Bo Mathiasen, dijo que el gobierno debe implementar una política de intervención equilibrada entre la erradicación forzosa, la sustitución voluntaria y programas de desarrollo alternativo que permitan la incorporación económica de los cultivadores.

La extensión cultivada con coca, materia prima de la cocaína, subió en los últimos años por un incremento de la siembra por parte de campesinos en busca de beneficios económicos derivados del acuerdo de paz con la desmovilizada guerrilla de las FARC y por un aumento de la productividad de las plantaciones, según fuentes de seguridad.

Mathiasen advirtió que el aumento de los cultivos de hoja de coca y de la capacidad de producir cocaína, sumado a la presencia de grupos ilegales armados involucrados en el narcotráfico son un riesgo para el débil proceso de paz.

"Donde hay fuerte influencia de economías ilegales, no será posible tener condiciones de paz en un territorio con una fuerte presencia de grupos armados ilegales", dijo Mathiasen a la agencia de noticias Reuters.

El conflicto de más de medio siglo ha dejado más de 260.000 muertos y pese a la reducción de la violencia por el acuerdo de paz con las FARC, otros grupos armados ilegales siguen activos e involucrados con el narcotráfico.

Colombia es considerada uno de los mayores productores mundiales de cocaína, actividad en la que están implicados narcotraficantes, bandas criminales de exparamilitares de ultraderecha y la guerrilla del ELN, además de disidencias de las FARC. El país suspendió desde 2015 las fumigaciones desde aviones con glifosato, ante potenciales riesgos de cáncer. Pero el gobierno considera restablecerlas. EEUU, el principal aliado de Colombia en la lucha contra el narcotráfico, está demandando mayores esfuerzos de Bogotá para reducir los cultivos de hoja de coca y la producción de cocaína.