Buenos Aires, 29 de enero.-Las multitudinarias protestas que reclaman la dimisión del presidente toman las calles de las principales ciudades. Ni el toque de queda ni la renuncia del gabinete logra evitar la revuelta popular. En un intento deseperado, Mubarak nombró al jefe de los servicios secretos, Omar Suleiman, como vicepresidente . Cifras no oficiales hablan de al menos 102 muertos y 2.000 heridos.

Decenas de miles de manifestantes se concentraron en la plaza Tahrir, en el centro de El Cairo, para pedir a gritos que se vaya Mubarak y que termine la violencia, pese al toque de queda.

En un intento desesperado por perpetrarse en el poder Mubarak pidió las renuncias de todo el gabinete y hoy nombró a Omar Suleiman, director de los servicios de Inteligencia del país y considerado como el jefe de espionaje más importante del mundo árabe, como su vicepresidente.


Esta es la primera vez que el presidente Hosni Mubarak nombró un vice en sus casi treinta años en el poder, como parte de la nueva configuración de su gobierno que prometió ayer para intentar contener las multitudinarias protestas que exigen su dimisión.

A su vez, designó al general Ahmad Shafiq como primer ministro, quien será el encargado de formar el nuevo gobierno, según informó la televisión oficial citada por la cadena Al Yazira.

Esta mañana se escucharon disparos, mientras continuaron los saqueos y disturbios en El Cairo y la televisión egipcia informó que unidades de la Policía y del Ejército dispararon cerca de un grupo de manifestantes.

También se informó que un grupo atacó anoche varios hoteles provocando destrozos, entre ellos, en el renombrado hotel Ramses.

Esta mañana, la capital egipcia amaneció con algunas arterias bloqueadas por la chatarra de coches de la policía y muchos comercios mantuvieron sus puertas cerradas ante el temor de la continuidad de los desmanes y saqueos.

El transporte público era hoy muy limitado, y la mayoría de la gente prefirió quedarse en casa.

Anoche Mubarak hizo su primera declaración desde que comenzaron las protestas el martes y dejó muy en claro que no iba a renunciar, al tiempo que prometió implementar medidas para una mayor democratización y combatir el elevado índice de desempleo juvenil.

Es la quinta jornada de protesta contra el gobierno de Mubarak, en medio de la ola de manifestaciones que sacude el mundo árabe desde la revuelta de Túnez que comenzó a fines del año pasado y provocó la caída de su presidente Ben Alí.