El ministro de Trabajo de Brasil, Carlos Lupi, acusado de diversas corruptelas, presentó ayer su dimisión, con lo que se convierte en el séptimo ministro que la presidenta Dilma Rousseff pierde desde enero pasado. Lupi estaba contra las cuerdas desde hace un mes por diversas irregularidades detectadas en su despacho, que la semana pasada llevaron a la Comisión de Ética de la Presidencia a sugerirle a Rousseff su destitución, lo que fue interpretado como lapidario por la prensa.