Dilma Rousseff, la Dama de Hierro que soportó tres años de prisión y largas sesiones de tortura por enfrentar en los años 70 a la dictadura militar, parecía condenada anoche a dejar la Presidencia de Brasil, al menos por seis meses, ya que los votos en el Senado estaban inclinados a instaurar el juicio político bajo cargos de ‘maquille fiscal’ para ocultar el déficit presupuestarios en 2014 y 2015 con préstamos de bancos estatales.
Se necesita la mayoría simple de 81 senadores (41) para suspenderla e iniciar el proceso de juicio político, y según lo manifestado por los propios legisladores, a medida que avanzaban en sus exposiciones previas a la votación, 28 de ellos anticipaban su voto por el sí y 9 por el no.
Según la cuenta de distintos medios brasileños el voto a favor del juicio político sumaba 53 voluntades, doce más de los necesarios. Así, al filo de la madrugada, el Senado brasileño se encaminaba, en una sesión tensa y maratónica, a votar la suspensión por 180 días de Dilma Rousseff, en el penúltimo capitulo del juicio político que hará que hoy pueda haber nuevo mandatario, el vicepresidente, que pasó de aliado a principal opositor, Michel Temer, y en medio de una incertidumbre política con pocos precedentes.
Tras más de 14 horas de exposiciones en el Senado, oficialismo admitía anoche la derrota en este proceso, al que califica de ‘golpe de Estado‘.
‘Es un juego de cartas marcadas. No estarán sacando a Dilma, estarán sacando la soberanía del voto popular en Brasil. Eramos la segunda mayor democracia del hemisferio, fuimos admirados por haber superado el mapa del hambre de la FAO. Mañana acompañaré a Dilma‘, dijo en su discurso el vicepresidente del Senado, Jorge Viana, del oficialista Partido de los Trabajadores (PT).
El golpe de gracia para la defensa de Rousseff fue dado por el juez Teori Zavascki, del Supremo Tribunal Federal (STF), quien rechazó una medida cautelar del gobierno para anular el proceso de juicio político por haber sido abierto en forma irregular y como ’venganza’ del presidente suspendido de Diputados, Eduardo Cunha, del PMDB.
Una vez terminados los discursos de los 78 senadores inscriptos en la mesa del presidente del Senado, los legisladores se dispondrán a votar, aunque el desenlace podría conocerse antes por lo que digan los senadores en su exposición. Si más 41 adelantan su voto por el sí será el principio del fin de Rousseff.
En las calles de Brasilia no se presentó la cantidad de manifestantes esperados para lo cual se montó un Muro en el Eje Monumental que divide en dos a los manifestantes a favor y en contra del impeachment.
En caso de ser suspendida seis meses del cargo, Rousseff pasará a cobrar la mitad de su salario, vivirá en el Palacio de la Alvorada y en una residencia que ella elija y todos sus ministros deberán renunciar a sus cargos. Ella ya anticipó que no va a renunciar y que emprenderá la defensa de su mandato. En ese lapso, el Senado debe convertirse en un tribunal presidido por el titular de la corte, Ricardo Lewandowski, y votar con dos tercios (54 votos de los 81 presentes) por la absolución o la condena y expulsión de Rousseff del cargo. Si se confirma una eventual condena el vicepresidente Temer completará el mandato de Dilma que expira el 31 de diciembre de 2018.
El clima entre el oficialismo era de tristeza frente a la mayor ruptura institucional desde que en 1992 renunció por corrupción, antes de ser juzgado por el Senado, Fernando Collor de Mello, actualmente senador y quien debía emitir voto en la madrugada.
