El papa Francisco denunció la ‘globalización de la indiferencia‘ ante tragedias como la de los inmigrantes indocumentados, al visitar ayer la isla italiana de Lampedusa, por donde entran al continente europeo muchos de ellos, y expresó su dolor por los que perdieron la vida en esas travesías.
En su primer viaje como pontífice, lanzó una corona de flores al océano en homenaje a los 20 mil inmigrantes muertos que se calcula perdieron la vida en el mar intentando llegar a Europa en las últimos veinte años, y se reunió con inmigrantes alojados en la isla, ubicada a 113 kilómetros de las costas de África.
Jorge Bergoglio hizo un fuerte llamado ‘para que se despierten nuestras conciencias y para que estas tragedias no se vuelvan a repetir‘. Denunció ‘la crueldad que hay en nosotros y en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas que abren el camino a dramas como éstos‘ y también a los traficantes que se aprovechan de la pobreza de los ilegales.
Ante 10 mil personas, contó que le afectó mucho la muerte ocurrida hace una semana de siete norteafricanos cuando trataban de llegar a las costas italianas. Expresó su ‘solidaridad‘ y denunció la ‘globalización de la indiferencia‘ que hace que el hombre no se sienta responsable de las muertes de los inmigrantes en esos viajes. ‘No nos afecta el sufrimiento de los otros‘, dijo y -en alusión a la obra de Lope de Vega ‘Fuente Ovejuna‘- se preguntó: ‘¿Quién es el responsable? Ninguno. Todos respondemos: yo no he sido‘.