Los estadounidenses deciden hoy, en las elecciones llamadas "de medio término", el escenario político y la correlación de fuerzas políticas para el segundo tramo del mandato del presidente Donald Trump, quien pondrá en juego las dos mayorías oficialistas en el Congreso en unos comicios que además definirán los gobiernos de 36 de los 50 estados.


Catalogadas por varios medios como "la elección más importante de esta generación", la cita movilizó al mandatario republicano hasta el punto de poner a prueba su capital político en una agresiva campaña, dispuesto a romper con la tendencia histórica que castiga al partido en el poder con la pérdida de escaños y gobernaciones.


"No estoy en la boleta pero sí lo estoy porque este también es un referéndum sobre mí", dijo en un acto el mes pasado en Mississippi.

Esperan un triunfo demócrata en la Cámara de Representantes.

Los demócratas, que buscan evitar a toda costa un segundo fracaso, hicieron del acceso a la salud su bandera. "Los republicanos harían cualquier cosa para desviar la atención de los votos que dieron a favor de eliminar las coberturas de salud de los estadounidenses", atacó Nancy Pelosi, la jefa demócrata en la Cámara baja.


En el Senado, donde se renuevan 35 escaños de los 100 existentes, las posibilidades de los demócratas de recuperar el control son mínimas: 15% según el portal de análisis Five Thirty Eight. El mapa electoral les juega en contra: para obtener la mayoría de 50 no sólo deben mantener los 26 bancas que están en juego, sino que además deben ganarles dos a los republicanos, y en estados conservadores.


En la Cámara de Representantes, en cambio, donde se reeligen la totalidad de los 435 escaños, la probabilidad de los demócratas de recobrar la mayoría perdida en 2010 se eleva a sus máximos históricos, 85%, ya que sólo necesitan arrebatar 23 bancas a los republicanos.


Los sondeos también les son favorables en la lucha por las gobernaciones de 36 estados: ganarían entre seis y ocho a los republicanos, mientras que los conservadores sólo les arrebatarían una.


Las principales contiendas se darán en Ohio, Michigan, Florida y Pennsylvania, estados clave en las elecciones presidenciales, donde los gobernadores serán decisivos para movilizar a las bases y recaudar fondos para 2020. Si la oposición se hace con el control del Congreso, el presidente no sólo corre el riesgo de ver su agenda bloqueada, sino que al modificarse la mayoría de las Cámaras podría ser investigado y citado por los legisladores.