Agricultores y ecologistas italianos cuestionan un proyecto de Nutella, que pretende aumentar la producción nacional de nueces en un 30% hasta alcanzar las 90.000 hectáreas, por las consecuencias ambientales que la expansión del monocultivo está ocasionando en las tierras de ese país.

La marca italiana Ferrero, productora de la crema de chocolate Nutella, decidió aumentar la producción de avellana en el país, lo que desató una ola de preocupación entre agricultores y ecologistas.

Nutella trasladó la fabricación de nueces para su producto principal desde Turquía hacia Italia, en respuesta a las demandas de fabricantes italianos para hacer las cadenas de suministro más cortas, impulsar la producción local y aumentar la vigilancia de la sostenibilidad y los derechos laborales. En el marco de su plan 2018, denominado Progetto Nocciola Italia, Ferrero pretende aumentar la producción nacional de nueces en un 30%, hasta alcanzar las 90.000 hectáreas en 2025.

Sin embargo, la medida despertó el rechazo entre los agricultores y ecologistas locales por las posibles amenazas de agotamiento de la superficie y enfermedades de las plantas. Según los expertos, las plantaciones de nogales donde no crecen de forma natural, en particular, junto al mar, pueden agotar acuíferos subterráneos y privar a los animales de su hábitat. Además, sostienen que los campos de gran extensión con el cultivo de una sola especie contribuyen a la propagación de enfermedades vegetales y plagas.

Zonas afectadas

Los frutos secos se han cultivado durante miles de años en la región de Tuscia y han sostenido en gran medida su economía desde que se disparara su producción en la década de 1960. Pero la intensificación de las prácticas de monocultivo y su expansión a nuevas zonas, como la meseta de la Alfina, es una preocupación creciente para los ecologistas.

"La avellana es una importante fuente de ingresos para la región, pero se cultiva de manera insostenible”, explicó en noviembre Famiano Cruciarelli, presidente del Biodistretto della Via Amerina e delle Forre, una organización ambientalista del sur de Tuscia. "El monocultivo de avellanas ha contaminado el agua, el suelo e incluso el aire de la provincia”, añadió.

Según Cruciarelli, el uso de fertilizantes y pesticidas químicos priva al suelo de humedad y nutrientes, lo que a su vez provoca la erosión de la tierra en algunos lugares. Uno de los ejemplos más evidentes de la degradación del medioambiente en Tuscia es la del lago de Vico, rodeado por plantaciones de avellanas de décadas de antigüedad.

"Durante el cultivo intensivo de avellanas, se emplearon grandes cantidades de fertilizantes, que finalmente fueron a parar al lago”, advirtió en su momento Giuseppe Nascetti, profesor de la Universidad de Tuscia, que lleva más de 25 años estudiando el lago. En consecuencia, hubo una proliferación de algas rojas, que producen sustancias químicas cancerígenas perjudiciales para la salud ambiental y de las personas.

La empresa se defiende

Ferrero refutó las acusaciones de que sus acciones son perjudiciales para el medio ambiente. "El cultivo de avellana no está destruyendo la zona rural italiana", dijo la compañía a Financial Times.

En Lacio, región que incluye la meseta de la Alfina, la empresa también trabaja con agricultores locales a través de una asociación agrícola para preparar 500 hectáreas para el cultivo en un período de cinco años. Según cifras de Ferrero, 17.708 hectáreas se dedican actualmente al cultivo de avellanas en Viterbo, y 80.000 en toda Italia.

De acuerdo a la compañía, parte de su objetivo es integrar los avellanos con los cultivos existentes. Además, está colaborando con investigadores, entre ellos de la Universidad de Tuscia, para "comprender mejor su impacto ambiental y mejorar la sostenibilidad del cultivo de avellanas”.