San Juan, 18 de febrero.- La dura respuesta del régimen de Bahréin a los manifestantes que reclamaban mayores libertades políticas está transformando a los reformistas en revolucionarios.

Durante el funeral de tres de los muertos el día anterior, volvieron a oírse los gritos de "Muerte a los Al Khalifa", en referencia a la familia real. Cuando algunos de los participantes quisieron dirigirse a la plaza de la Perla, de donde fueron desalojados a sangre y fuego el día anterior, las fuerzas de seguridad (el Ejército, según algunas fuentes) abrieron fuego para impedírselo. El príncipe heredero, Salman Bin Hamad al Khalifa, pidió a los ciudadanos que vuelvan a sus casas y prometió dialogar con la oposición una vez que se restablezca la calma.

"Muerte a Al Khalifa. Abajo el Gobierno", repetía la multitud que volvió a congregarse anoche en el hospital Salmaniyah, a donde trasladaban a los heridos en el choque con las fuerzas de seguridad. Fuentes hospitalarias dijeron que estaban desbordados, aunque resultaba difícil obtener una cifra de víctimas. Según un responsable médico citado por Reuters, 66 personas habían sido hospitalizadas y cuatro se encontraban en estado crítico. Según otras fuentes, una persona habría fallecido por los disparos.

"El Ejército ha disparado con munición real contra más de mil personas que querían llegar a la plaza de la Perla", denunciaron varios diputados de la oposición chií. También algunos testigos citados por las agencias de noticias atribuían los disparos a miembros de las Fuerzas de Defensa. La manifestación, la primera desde que la policía desmantelara la acampada que pedía reformas políticas y los militares tomaran el lugar, se organizó al concluir los funerales por tres de los muertos en ese asalto.

"No han podido llegar a la plaza porque los antidisturbios han establecido tres anillos de seguridad", explicó a este diario un residente en la zona, que para llegar a su casa tuvo que demostrar que vivía allí. A última hora de anoche, medio centenar de coches de policía permanecían en la plaza, junto a los carros de combate y los blindados, según podía ver desde su ventana.