Tras un breve ceremonia de bienvenida en el aeropuerto, el pontífice acudió al palacio real de Wawel para la reunión con el presidente polaco, Andrzej Duda.
En su primer discurso en Polonia, el pontífice argentino instó a los gobernantes a evitar la emigración de sus compatriotas pero
también a abrirse a los inmigrantes. Francisco retomó su preocupación por el drama de la inmigración y su mensaje cobró mayor relevancia al hacerlo en un país cuyas autoridades han ordenado cierre de fronteras a los refugiados e inmigrantes.
‘Se han de identificar las causas de la emigración en Polonia dando facilidades a los que desean regresar, pero al mismo tiempo hace falta disponibilidad para acoger a los que huyen de las guerras y el hambre, solidaridad con los que están privados de sus derechos universales, incluido profesar libremente y con seguridad la propia fe‘, afirmó.
‘Se trata pues de hacer todo lo posible para aliviar sus sufrimientos, sin cansarse de trabajar y continuar trabajando por la justicia y la paz, dando testimonio con los hechos de los valores humanos y cristianos‘, les recordó. En el avión que le condujo a Cracovia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el Papa dijo que ‘el mundo está en guerra. Una guerra de intereses, por dinero, por los recursos de la naturaleza, por el dominio de los pueblos.
Pero no es una guerra de religiones, porque todas las religiones quieren la paz‘. En un mensaje desde el arzobispado de Cracovia, dijo que ‘los muros dividen y los puentes unen‘.
Efe y Télam

