Con grandes elogios, pero también con advertencias sobre las "minorías más vulnerables’, el papa Francisco llegó ayer a Ecuador para dar inicio a su gira de una semana, que también incluye visitas a Bolivia y Paraguay.
Francisco fue recibido al pie de la escalerilla del avión por el presidente ecuatoriano, Rafael Correa. El pontífice comenzó su alocución en el aeropuerto "Mariscal Sucre" de Quito agradeciendo a Dios que le haya permitido regresar a América Latina y estar "en esta hermosa tierra de Ecuador".
Tras escuchar el discurso de Correa, Francisco también exhortó a poner "una especial atención en nuestros hermanos frágiles y en las minorías más vulnerables", que son "la deuda de América Latina".
Auguró al pueblo ecuatoriano "que desde la cima del Chimborazo, hasta las costas del Pacífico, desde la selva amazónica, hasta las Islas Galápagos nunca pierdan la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, por la belleza singular de su país".
Francisco llegó a las 14.45 (16.45 hora Argentina) a Quito para participar junto al presidente Rafael Correa de una ceremonia de bienvenida en la que agradeció a Dios por volver a visitar la región. El avión de Alitalia que lo trajo desde Roma aterrizó 15 minutos antes de lo previsto y pese a una mala jugada con el viento, que le voló el solideo, el pontífice descendió con una sonrisa y caminó por la alfombra roja, flanqueado por jóvenes con las banderas del Vaticano y Ecuador, hasta estrechar manos con Correa.

