Un hito. Una rogativa (ritual) mapuche frente al altar abrió la multitudinaria misa del papa Francisco en el aeródromo de Maqueue en Temuco. El pontífice arrancó con dos frases en lengua mapundungun.

En una colorida misa frente a miles de pobladores de la Araucanía, incluidos grupos de mapuches chilenos y argentinos, el papa Francisco pidió a los integrantes de esa comunidad que digan "no a la violencia" porque "termina volviendo mentirosa la causa más justa" y los convocó a practicar una "política para la paz".

"No se puede pedir reconocimiento aniquilando al otro, porque esto lo único que despierta es mayor violencia y división. La violencia llama a la violencia, la destrucción aumenta la fractura y separación", dijo el pontífice en su esperada homilía en Temuco, 600 km al sur de Santiago, cuna del pueblo originario mapuche, pero también la más pobre y conflictiva de Chile.

El papa Francisco viajó a Temuco, en la región chilena de la Araucanía, para una jornada en la que el pueblo mapuche y sus reivindicaciones fueron protagonistas pero allí pronunció un duro mensaje contra la violencia que ejercen algunas comunidades originarias en esa región.

En un contexto de largos conflictos en el sur chileno por sucesivos ataques a la propiedad privada y que recrudecieron esta semana con ataques a Iglesias católicas, Jorge Bergoglio fue tajante al plantear que "la violencia termina volviendo mentirosa la causa más justa. Por eso decimos no a la violencia que destruye, en ninguna de sus dos formas". "Estas actitudes son como lava de volcán que todo arrasa, todo quema, dejando a su paso sólo esterilidad y desolación", les dijo al celebrar la denominada "Misa por el progreso de los pueblos".

La homilía había comenzado con un rito en lengua mapundungun, una rogativa de los mapuches vestidos con sus trajes tradicionales y con Francisco hablando en lengua mapuche: "Mari, Mari" (Buenos días) y continuó "Küme tünngün ta niemün" (La paz esté con ustedes).

Ante decenas de miles de personas, el pontífice argentino agradeció poder haber visitado la Araucanía, alabó su belleza pero también subrayó que está "llena de pena y dolor". Para ello utilizó un verso de la canción de Violeta Parra: "Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar".

En un fuerte llamado a dejar de lado los conflictos, Bergoglio pidió buscar "el camino de la no violencia activa, como un estilo de política para la paz". "Busquemos, y no nos cansemos de buscar el diálogo para la unidad. Por eso decimos con fuerza: "Señor, haznos artesanos de unidad"", los animó durante la misa en su segundo día de actividades en Chile.

En la ceremonia en Temuco, un destino que él mismo eligió dentro de su gira por Chile y Perú, Francisco planteó que "existen dos formas de violencia que más que impulsar los procesos de unidad y reconciliación terminan amenazándolos". La primera, citó, "es elaborar acuerdos que nunca llegan a concretarse y que es violencia, porque frustra la esperanza", y el segundo es el uso de la violencia.

Durante la homilía que vio desde la primera fila una delegación de organizaciones sociales argentinas, incluyendo el movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Francisco aseguró que "necesitamos de la riqueza que cada pueblo tenga para aportar, y dejar de lado la lógica de creer que existen culturas superiores o inferiores".

"El arte de la unidad necesita y reclama auténticos artesanos que sepan armonizar las diferencias en los "talleres" de los poblados, de los caminos, de las plazas y paisajes", dijo, tras citar a las poetisas chilenas Violeta Parra y Gabriela Mistral.

Cuando Chile debate en el Congreso un proyecto de ley para otorgar un reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, el pontífice planteó que "la unidad no es un simulacro ni de integración forzada ni de marginación armonizadora".

"La unidad que nuestros pueblos necesitan es que nos escuchemos, pero principalmente que nos reconozcamos", afirmó Francisco tras recordar "la sabiduría ancestral del pueblo mapuche" y antes de terminar su misa convocándolos a ser "artesanos de unidad".

Se esperaban cerca de 400.000 fieles en esta ceremonia, pero según las autoridades acudieron a la misa unos 150.000 y tampoco se pudo observar una amplia representación de los cerca 300.000 mapuches de la región. Por parte del Papa no llegó un reconocimiento del "genocidio" del pueblo mapuche ni el perdón por parte de la Iglesia, como habían pedido algunos representantes. El Papa se despide hoy de Chile en Iquique, en el Norte.