Buenos Aires, 20 de septiembre.- Los niños no nacidos y los ancianos "no se pueden descartar", dijo el papa Francisco, un día después de sus históricas declaraciones en las que pidió misericordia para las mujeres que abortan, así como para los divorciados y los gays.

"Las cosas tienen un precio y son vendibles, pero las personas tienen una dignidad, valen más que las cosas y no tienen precio. Por ello -dijo el Papa- la atención a la vida humana en su totalidad se convirtió en los últimos tiempos en una verdadera prioridad del magisterio de la Iglesia, particularmente a esa mayoría indefensa, o sea, el discapacitado, el enfermo, el niño no nacido, el niño, el anciano".

Francisco formuló estos conceptos en un discurso a los ginecólogos católicos a quienes recibió en audiencia.

"Cada niño no nacido, pero condenado injustamente a ser abortado, tiene el rostro del Señor, que aun antes de nacer y después apenas nacido, experimentó el rechazo del mundo. Y cada anciano, aun si está enfermo o en el fin de sus días, lleva en sí el rostro de Cristo. No se pueden descartar", sostuvo.

Las declaraciones del Obispo de Roma se enmarcan en una entrevista concedida a la revista jesuita La Civiltá Cattolica. Allí, el papa Francisco habló de política, del papel de las mujeres, y pidió tiempo para hacer las reformas que sueña.