Argentina dio ayer un paso adelante en la búsqueda de ’verdad y justicia’ tras la decisión del Vaticano de abrir los archivos que posee sobre su última dictadura (1976-1983), algo que la Iglesia del país ha reconocido como un ‘servicio a la patria‘ para ‘reconciliar‘ a los argentinos.

La Secretaría de Estado del Vaticano y la Conferencia Episcopal argentina (CEA) comunicó ayer que la Santa Sede, bajo el impulso del papa Francisco, abrirá ‘próximamente‘ sus archivos sobre el periodo dictatorial para que puedan ser consultados por los familiares de las víctimas del terrorismo de Estado, luego de haber concluido la organización y digitalización del material. 

Diversos organismos de derechos humanos que históricamente reclamaron acceder a esos documentos para conocer el papel de la iglesia y su supuesta complicidad con los Gobiernos de facto, ya han celebrado la iniciativa.

‘Es cierto que la Iglesia tal vez no hizo todo lo que podría haber hecho y pedimos perdón, pero complicidad es una palabra que creo que de los documentos va a surgir otra palabra‘, reconoció en una rueda de prensa el presidente de la CEA, José María Arancedo. El también arzobispo de Santa Fe afirmó que ‘casi‘ se atreve a decir ‘que una vez que se pueda tomar contacto con todo el camino‘, la presencia de la Iglesia ‘va a aparecer con más luces que sombras‘, aunque asumió que ‘sombras siempre puede haber‘. 

‘Para nosotros el límite de toda defensa es la verdad y la justicia‘, sentenció.

La apertura de este material, que se encuentra en los archivos de la CEA, de la Secretaría de Estado vaticana y en la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires, se produce después de un proceso de digitalización y organización del material documental indicado por el propio papa Francisco, quien desde sus tiempos como arzobispo de Buenos Aires ha apoyado esta iniciativa.

Aunque no se ha desvelado cuántos documentos existen ni qué es lo que exactamente contienen, se cree que pueden ofrecer información sobre el paradero de personas desaparecidas, ya que en la dictadura numerosas víctimas recurrieron a las iglesias.