Los cientos de miles de peregrinos que acudirán a ver al papa Francisco la próxima semana descubrirán que Río de Janeiro ofrece algo más que playas y samba, ya que la ‘ciudad maravillosa‘ tiene un ‘itinerario de la fe‘ con un rico patrimonio religioso.

El pontífice participará en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebra del 22 al 28 de julio en Brasil y que ofrecerá un ‘itinerario de la fe‘ a los visitantes. Se trata de una ruta por 28 edificaciones con el objetivo de ‘conducir a los peregrinos al conocimiento de la fe en Río de Janeiro‘, según explicó a Efe el gerente de eventos culturales de la JMJ, Gustavo Ribeiro.

La primera parada, casi obligatoria, es el Cristo Redentor, localizado en el morro del Corcovado, votado hace unos años como una de las siete maravillas del mundo moderno. Inaugurado en 1931 a 710 metros del nivel del mar, la subida al Corcovado permite ver esa mole de 38 metros de altura y también disfrutar de unas increíbles vistas de todo Río de Janeiro, con el cerro de granito Pan de Azúcar y las playas de Copacabana e Ipanema como protagonistas.

En el centro de Río, la ruta puede comenzar en la catedral de São Sebastião, patrón de la urbe, un futurista tronco de cono de 75 metros de altura y 106 metros de diámetro y capacidad para 20.000 personas.

Muy cerca de allí se encuentra la iglesia de San Francisco de la Penitencia, cuyo enorme y dorado retablo barroco fue restaurado. Al lado, el convento de Santo Antônio acogerá confesionarios especiales durante la JMJ.

Subiendo por la cercana Avenida Rio Branco, una de las principales arterias de la ciudad, el peregrino se encontrará con la

Iglesia de la Candelaria. El techo está decorado con pinturas que cuentan la historia del navegador portugués Antonio Martins da Palma, quien, a principios del siglo XVII, durante una tempestad en medio del océano Atlántico, juró que si sobrevivía construiría una iglesia en honor a la Candelaria, cosa que finalmente hizo.

En la zona norte de la ciudad está la Iglesia da Penha, a la que se accede por 382 escalones, que muchos devotos suben de rodillas. En la turística zona sur hay que conocer la Iglesia de Nuestra Señora de Copacabana, que dio nombre al famoso barrio de Río de Janeiro, cuya playa es otra de las postales de la ciudad. Se puede terminar con otro de los símbolos de la ciudad, el emblemático morro conocido como Pan de Azúcar, visible desde la colina donde está enclavada la Iglesia de la Glória de Outeiro, en el barrio de Glória.