Un desafío lanzado por el ala más combativa del Partido Republicano contra la reforma sanitaria del presidente Barack Obama fue como un detonante para que el Gobierno de Estados Unidos decidiera cerrar parcialmente por falta de presupuesto.

Para tratar de revertir la situación, Obama mantuvo ayer una larga reunión de casi 90 minutos en la Casa Blanca con los líderes republicanos y demócratas del Congreso. La cita concluyó sin avances claros para poner fin a la paralización de la administración norteamericana, que entró en vigor la pasada medianoche del lunes.

Desde ese día, las agencias federales recibieron órdenes de suspender sus actividades no esenciales por primera vez en 17 años por la falta de fondos para financiarlas, ante la falta de acuerdo en el Congreso para aprobar un presupuesto. El cierre durará hasta que el Congreso apruebe nuevos fondos.

El Congreso ha sido incapaz de aprobar los fondos necesarios para que el Gobierno siga funcionando, fundamentalmente por el empeño del ala más conservadora de los republicanos en vincular esa financiación al desmantelamiento de la reforma sanitaria, uno de los mayores logros del presidente Barack Obama, del Partido Demócrata.

Esta paralización obligará a 800 mil empleados federales a quedarse en casa sin sueldo durante el tiempo que dure la escasez de fondos y que no tiene visos de resolverse rápido.

Debido al cierre temporal de parte de las operaciones administrativas por un periodo indefinido, la emisión de datos económicos se interrumpirá y los parques nacionales cerrarán sus puertas, pero se mantendrán servicios básicos como el correo, el control de tráfico aéreo, la actividad de los agentes policiales y de seguridad.

El Gobierno federal es el principal empleador de EEUU, con más de dos millones de civiles asalariados y 1,4 millones de militares en activo. Los militares y los agentes encargados de la seguridad nacional son los únicos a quienes se les garantizará la paga, por decisión expresa de las dos cámaras del Congreso y del presidente, que al menos coinciden en que el orden público no debe peligrar por las luchas partidistas.

Preocupa sobremanera el cierre de museos tales como el Smithsonian, la Estatua de la Libertad y parques naturales nacionales como el Gran Cañón del Colorado. Varios de ellos colgarán el ‘cerrado hasta nueva orden‘, por falta de fondos. El cierre afecta también a la NASA, el Pentágono, la Casa Blanca y el Congreso.

Lo ocurrido con el presupuesto hace temer una crisis aún mayor, dentro de quince días, cuando el Tesoro alcance su techo de endeudamiento y el Gobierno tenga que volver al Congreso a pedir permiso para aumentarlo. Los dos grandes partidos, republicano y demócrata, se echan mutuamente la culpa, pareciendo incapaces de superar diferencias.

Fuente: Efe, Reuters y Télam