El féretro de la reina Isabel II llegó el miércoles al Palacio de Westminster de Londres, donde permanecerá en capilla ardiente durante cinco días para que los británicos puedan despedirse de su reina, que será inhumada el lunes en un funeral de Estado.

Ocho militares en uniforme de gala portaron el ataúd de la monarca, fallecida el pasado jueves a los 96 años, hasta un catafalco púrpura situado en el interior del Westminster Hall, la parte más antigua del edificio que acoge el Parlamento británico.

Hasta el lunes, de manera ininterrumpida, los ciudadanos británicos podrán despedirse de la monarca y presentar sus respectos a la familia. Entre tanto, el rey y la reina consorte completarán su gira por las cuatro naciones del Reino Unido, con un viaje el viernes a Gales, donde recibirán el pésame de las autoridades de la región y participarán en una ceremonia religiosa en la catedral de Llandaff.

El domingo se guardará un minuto de silencio en honor a la reina y sus servicios al país, el último paso antes de que se traslade el féretro de Isabel II a la Abadía de Westminster para un funeral de Estado a partir del lunes.

Líderes de todo el mundo acudirán a las exequias, entre ellos el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el monarca español Felipe VI y el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, entre otros.

Luego del funeral, el féretro será trasladado a Winsor, donde tendrá lugar un servicio religioso antes de un entierro privado en la capilla de San Jorge. La reina será inhumada en esa capilla junto a su esposo, el príncipe Felipe. Allí reposan también las cenizas de su hermana, la princesa Margarita, y los restos de su madre Isabel y de su padre, el rey Jorge VI.