Conocido como el “Robin Hood informático”, el grupo internacional de hackers Anonymous cobró más notoriedad por estas horas tras amenazar con hacer desaparecer a la red social Facebook. Junto con LulzSec, Anonymous es uno de los grupos más buscados por la ciberpolicía.

Aunque nació en 2006, Anonymous alcanzó su punto máximo de exposición por sus ataques contra los sitios de las tarjetas de crédito estadounidenses Visa y MasterCard y contra los bancos que cerraron las cuentas del sitio Wikileaks, tras la detención de su líder, Julian Assange. Días antes de esa detención, el activista australiano Assange había publicado en noviembre de 2010 cables diplomáticos confidenciales que pusieron en apuros a EEUU.

Mientras aseguran que no tienen líderes, los miembros de Anonymous dicen luchar “por la transparencia, la libertad de expresión y los derechos humanos”. Por eso amenazan ahora con destruir a Facebook el próximo 5 de noviembre. Pasa que los ciberpiratas acusan a la red social de violar la privacidad de usuarios y vender información de datos personales a los gobiernos que desean vigilar a las personas.

“Facebook sabe más sobre usted que su propia familia”, advierte la asociación en el video que subió a YouTube por estas horas. También advierten a los usuarios que “todo lo que se hace en Facebook, se queda en Facebook”, y que es imposible eliminar su cuenta de forma que “la información no pueda ser recuperada por la empresa cuando quiera”.

La idea del ataque fue bautizada como Operación Facebook. Se desconoce cuál es la estrategia que piensan utilizar los piratas, cuyo lema es: “Somos Anonymous. Somos legión. No perdonamos. No olvidamos. Espéranos”. Recientemente Anonymous se unió al reclamo de estudiantes en Chile, inhabilitando páginas del gobierno y los carabineros.

Sus miembros no muestran la cara: se la cubren con la máscara del anarquista revolucionario de la novela gráfica V de Vendetta.

Han logrado tumbar webs oficiales como la de Túnez, tras el suicidio de un joven. Esta organización ya ha sido objeto de acciones policiales en EEUU, Reino Unido, España e Italia.

Algunos de los miembros de Anonymous, que también han perseguido a pederastas, ponen sus máquinas al servicio de las causas y forman parte de los DDoS, ataques distribuidos de denegación de servicio que permiten realizar operaciones que pueden causar daño en las bases de datos de las instituciones contra la que se dirigen. Por ejemplo, mandan simultáneamente miles de peticiones a un servidor para que se colapse.