Ricos empresarios que lo consideraban un santo le dieron fortunas sin vacilar. Pero lejos de ser alguien venerable, el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel hizo un imperio de negocios que puso velos sobre su doble vida de abusos sexuales a menores, drogas y sobornos.

Maciel fundó hace siete décadas la congregación Legionarios de Cristo y la convirtió en una redituable empresa que hoy controla unas 200 escuelas y universidades en 22 países. Pero las últimas revelaciones sobre su vida, que ahora llevaron a la Iglesia a decir que cometió delitos y no tuvo escrúpulos, amenazan con hacer colapsar a la congregación.

A las decenas de denuncias de abusos de menores y de sobornos al Vaticano, se agregaron en los últimos dos años nuevas revelaciones de que Maciel era adicto a un derivado de la morfina, llevaba una doble vida y tuvo una hija en España.

Nacido en 1920 en un pueblo del occidental estado de Michoacán, el cura tejió con astucia una red de complicidades en el Vaticano y sedujo a empresarios dentro y fuera de México, a quienes convenció de hacer millonarias donaciones a cambio de un evangelio a la medida, de acuerdo con los especialistas.

Esta combinación de devoción y fortuna, sumada a una falta de control sobre las cuentas de la Iglesia, impidió que por décadas prosperaran denuncias de abuso hechas por seminaristas, registradas desde que Maciel fundó la orden cuando apenas tenía 21 años y aún no había sido ordenado sacerdote.

Amigo cercano del Papa Juan Pablo II, Maciel ganó influencia en el Vaticano y en el mundo empresarial mexicano recibiendo donaciones de la familia Servitje -dueña de la panificadora Grupo Bimbo- y oficiando en ceremonias como el casamiento del empresario Carlos Slim, considerado el hombre más rico del mundo.

Maciel, un hombre rubio, delgado y de ojos azules, murió en enero del 2008 a los 87 años sin que la justicia terrenal ni canónica lo alcanzaran. El único castigo que sufrió fue una orden en el 2006 del Papa Benedicto XVI de retirarse a una vida de penitencia.

Apenas hace dos semanas, al concluir una investigación sobre la orden, el Vaticano dijo que Maciel tuvo comportamientos "gravísimos y objetivamente inmorales" y que designará a un enviado para una revisión de los Legionarios.

Jason Berry, el periodista estadounidense autor del libro "Votos de silencio", dijo que Maciel "fue el mayor recaudador de fondos de la Iglesia moderna" y que su orden de 800 curas tenía un presupuesto de 650 millones de dólares.

Contó que Maciel repartía en el Vaticano cheques de 10.000 dólares a ciertos cardenales y que hasta le regaló un auto a uno de ellos. Y todo lo hacía gracias a las donaciones.

Maciel apuntó primero a viudas millonarias católicas, como Flora Barragán de Garza, quien enviudó en 1948 y aportó unos 10 millones de dólares para construir uno de los colegios Cumbres en Monterrey, a donde acuden hijos de grandes empresarios.

Su hija, Flora Garza, dijo que su madre estaba obnubilada por el carisma de Maciel y que él la utilizó para hacerse de contactos en el mundo corporativo de la ciudad.

Con las enormes sumas de dinero que movía, Maciel pudo silenciar por décadas no sólo las denuncias de pedofilia sino también su adicción a las drogas y hasta de turismo sexual en Tailandia hechas por autoridades a la Santa Sede.

El Canal 40 fue el primero en poner al aire en 1997 los testimonios de las víctimas de pedofilia de Maciel. Pero su propietario, Javier Moreno Valle, debió enfrentar cancelaciones de publicidad, presiones empresariales y hasta del secretario particular del entonces presidente Ernesto Zedillo. "Carlos Slim era una de las gentes más cercanas al padre Maciel", dijo Moreno Valle. "Me reclamó en Nueva York por qué yo había pasado ese programa", agregó.

Uno de los principales investigadores mexicanos sobre Maciel, Fernando M. González, dijo haber visto documentos del Vaticano de 1962 en los que Maciel fue denunciado por intentar sobornar a la policía española tras haber comprado sin receta la droga dolantina, un derivado de la morfina.

Pero la audiencia del Papa Juan XXIII con los cardenales para tratar el tema, y que probablemente habría acabado con su carrera, sospechosamente se suspendió, dijo el investigador. "El Vaticano está poniendo el énfasis en la figura de Maciel porque ya no está y ellos quieren quedar exculpados", dijo Jesús Barba, quien contó que siendo adolescente Maciel le obligaba a masturbarlo.

La cúpula actual de los Legionarios pidió hace poco perdón públicamente a Barba y a las demás víctimas. También se disculpó por la doble vida de Maciel, quien habría tenido dos hijos en México que también aseguran haber sido abusados por su padre.