El insomnio afecta a las "hormonas del hambre" haciendo aumentar el apetito, conduciendo al sobrepeso, según un estudio de la UCLA (EEUU). La investigación determinó que la falta de sueño afecta el funcionamiento de la ghrelina y de la leptina, dos hormonas que regulan los procesos relacionados con el apetito y los lípidos.