Buenos Aires, 13 de enero.- Hay promesas que no se rompen y la del iraní Amoo Hadji parece ser una de ellas. A los 20 años de edad, este hombre juró que no volvería a tomar un baño y huyó de la aldea en la que vivía para convertirse en un ermitaño.
Después de 60 años fue ubicado por un fotógrafo de la agencia de noticias IRNA quien comprobó que se trataba del mismo hombre y también se interiorizó acerca de las nuevas costumbres que adoptó el mismo como, por ejemplo, fumar estiércol dentro de un tubo de metal.
Pero lo que sin duda asombró al corresponsal fue la noticia de que, a pesar de no higienizarse según los estándares humanos, Hadji no ha sufrido enfermedades graves en todo este tiempo.
Pero, contra la idea del festejo previo por parte de los detractores de la higiene, cabe recordar que este vagabundo, no tiene contacto con otras personas, posibles portadores de otras bacterias y virus, que sí podrían haber influido en su salud.