El precandidato José Serra se metió de lleno a su carrera por la presidencia de Brasil, al presentar su renuncia como gobernador del Estado brasileño de Sao Paulo, la ciudad más rica de Latinoamérica.
A sus 68 años, Serrá será el principal rival de Dilma Rousseff, la candidata del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) que aspira a suceder al presidente Luiz Inacio Lula Da Silva en las elecciones del próximo 3 de octubre. El gobernador paulista dimitió ayer a su cargo, porque la ley electoral determina que los futuros candidatos a las elecciones de octubre deben dejar cargos ejecutivos a más tardar hoy.
Serra, precandidato a la presidencia por el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), presentó ayer su carta de renuncia a la Asamblea Legislativa paulista. "Tengo la honra de comunicar a Vuestra Excelencia mi decisión de presentarme como candidato a un cargo de elección popular en la próxima disputa del 3 de octubre de este año", comunicó en su texto de renuncia.
"Por ese motivo, solicito que sea dado a conocimiento de la augusta Asamblea Legislativa que me alejó definitivamente del cargo de gobernador del estado el día 2 de abril del 2010", agregó. El vicegobernador de Sao Paulo y ex diputado por el PSDB, Alberto Goldman, asumirá el mando del Gobierno paulista hasta el fin de la gestión, en diciembre.
Ahora sólo resta el lanzamiento oficial de la candidatura presidencial de Serra, que está programado para el 10 de abril, en Brasilia. Electo en 2006 como gobernador paulista, Serra pertenece al PSBD, un partido de centro izquierda con ciertas inclinaciones neoliberales.
Pese a que el PSDB es visto como más abierto a los mercados y al sector privado, Serra favorece un fuerte rol del Estado y tiene un pasado izquierdista que no estaría fuera de lugar en el Partido de los Trabajadores.
Aunque se ha formado una reputación de administrador eficiente, Serra no es especialmente carismático ni un gran orador. Lucha por crear un vínculo emocional con los votantes y puede ser visto como distante. Pese a ello, le saca cinco puntos de ventaja a Rousseff, la candidata de Lula.
Hijo de un inmigrante italiano que vendía frutas en Sao Paulo para sustentar a su familia y financiar su educación, Serra estudió ingeniería civil, pero nunca llegó a recibirse. Al igual que Rousseff, Serra incursionó en política como líder estudiantil. Fue presidente del Centro de Alumnos de la Universidad estatal de Sao Paulo, para luego liderar la Asociación Nacional de Estudiantes desde 1962 a 1963. La dictadura militar de Brasil forzó a Serra a vivir en el exilio en Chile (donde dio clases sobre marxismo) y EEUU entre 1964 y 1978.
Su figura alcanzó la popularidad cuando fue ministro de Salud del presidente Fernando Henrique Cardoso. Desde ese cargo, emprendió acciones contra grandes empresas farmacéuticas, a las que amenazó con retirar sus licencias y forzó a reducir sus precios. Previamente había sido ministro de Planificación en el Gobierno de Cardoso.
Serra, que se presentó por primera vez a la presidencia en el 2002, perdió ante Lula en aquella segunda vuelta. Doctor en Economía, el precandidato presidencial opositor fue diputado, senador y gobernante de la ciudad de Sao Paulo.
Según analistas, deben haber muy pocas diferencias ideológicas entre Serra, Lula y Rousseff. Aunque la sociedad entre Argentina y Brasil es estratégica, no está nada claro que Serra, de llegar a la presidencia, habilite el mismo apoyo inclaudicable a todo nivel y de todas las formas que Lula dispensó estos años a Argentina y con el guiño de la Rousseff, claro está.