Las primeras horas posteriores al fatal sismo del viernes 11 de marzo las pasó en la capital japonesa. "Fue una locura. Tuve que esperar cuatro horas para que avanzara diez cuadras el colectivo en el que viajaba" desde Tokio hacia Utsunomiya: así se llama la ciudad japonesa donde vive Mariano Trípodi, un jugador de fútbol que tiene vínculos con San Juan por partida doble.

En Tokio, "los jugadores (de su equipo) se bajaban a comprar gaseosas porque llevábamos cuatro horas sin hacer nada en el micro. Era un desastre: las autopistas estaban cerradas para que los militares pudieran moverse con facilidad".

Mariano Trípodi, de 23 años, jugó en la temporada 2007-08 para el club San Martín, en la época en que el equipo sanjuanino estaba jugando el máximo torneo del fútbol argentino. Además de ese nexo con la provincia, está de novio con la sanjuanina Fabiana Madcur, hija del reconocido empresario local.

Tras jugar en Arsenal, se fue a Japón a mitad de enero pasado para integrar el equipo de Tochigi. "Yo sabía que había sismos en Japón, pero nunca me imaginé uno tan grave", cuenta Mariano, oriundo de la ciudad de Buenos Aires. En el momento del sismo, se había trasladado con su equipo desde Utsunomiya hacía el aeropuerto de Tokio. La idea era tomar un vuelo hacia otra ciudad japonesa donde debían jugar un partido.

En el momento del sismo, "Ibamos a tomar un café con los jugadores del Tochigi. Cuando se empezó a mover todo, pregunté si esto era normal a mis compañeros que ya habían sentido otros temblores. Ellos me respondieron que era un avión que estaba viniendo. Pero después empezó un movimiento para un lado y para otro".

Mariano, que por estos días está en San Juan cerca de su novia, explicó que, ante la gravedad del caso, "nos tuvimos que quedar en Tokio porque cancelaron los vuelos y todos los accesos al aeropuerto estaban cerrados. El club nos consiguió una habitación dentro del aeropuerto donde había algunos sillones para dormir. Otros se acostaron en el piso hasta que el club pudo conseguir un micro para volvernos (a Utsunomiya), porque los vuelos estaban cancelados".

Desde Utsunomiya hasta Fukushima, una de las zonas más críticas del sismo, hay unos 140 kilómetros. La misma cantidad que debió recorrer Mariano para viajar desde Tokio hasta la ciudad japonesa donde vive. En situaciones normales, es un viaje de dos horas. Pero el día del sismo, el micro en el que viajaba con su equipo se demoró unas diez horas en hacer ese viaje desde Tokio hasta Utsunomiya, frente a tanta caos.

Mariano, que vive solo en un departamento de Utsunomiya, contó a DIARIO DE CUYO que "estaba bastante preocupado, porque uno no tiene idea que efectos puede llegar a causar las radiaciones (de la central nuclear de Fukushima). Eso provoca pánico".

Pero al momento del sismo, "no hubo grandes problemas en Utsunomiya. La gente es muy tranquila. Los japoneses no tienen maldad, son muy solidarios. El club Tochigi nos pidió ayuda para donaciones. Había jugadores que cuando terminaban el entrenamiento se iban a las afueras a ver si alguien necesitaba ayuda", detalló.

"Había filas de cinco kilómetros para comprar nafta y nadie trata de colarse. Nadie intenta sacar ventaja y llenar el tanque (hay expendio limitado para cada cliente). Son muy respetuosos". Pero hace días, cuando conversó por teléfono con sus compañeros, se enteró que se estaba complicando la disponibilidad de comida. Al respecto, recuerda que ni bien llegó de Tokio a su departamento tras el sismo, "lo primero que hice fue ir al supermercado. Después "preparé una valija por si tenía que venirme rápido".

"Como no se sabía si se mejoraba o no la situación en la central nuclear de Fukushima, el club decidió darnos diez días de descanso. Decidí venirme para acá (ahora está en San Juan) hasta que todo se normalice. Mi idea es seguir jugando allá. Pero tampoco voy a arriesgar la vida", remató cuando recién ha pasado una semana de haber vivido el sismo más fuerte de su vida.