La capital de Rusia ayer quedó paralizada por el pánico, tras dos violentos atentados con bomba perpetrados por mujeres suicidas en el subte de Moscú, que según los últimos partes causaron 38 muertos y 72 heridos. Tras generar una fuerte condena mundial, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, prometió que los "terroristas serán destruidos".
El jefe del servicio federal de seguridad (FSB), Alexander Bortnikov, vinculó los ataques a las disputas en el Cáucaso Norte en donde una insurgencia islámica ha amenazado con atacar blancos rusos. Ante históricos enfrentamientos del Gobierno ruso con los separatistas de Chechenia, ocurrieron los ataques de ayer, en los que se utilizó ciclonita, explosivo preferido por la guerrilla separatista chechena. Desde la desaparición de la Unión Soviética, la pequeña república socialista de Chechenia, de población predominantemente islámica, proclama su independencia, que no fue aceptada por los rusos ya que por ella pasaban los principales oleoductos que llevan petróleo desde el Cáucaso a Rusia.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo que militantes en la frontera entre Pakistán y Afganistán pudieron haber ayudado a organizar los ataques que ocurrieron en hora pico, cuando el subte llevaba a varios de millones de personas al trabajo.
Las explosiones se produjeron con 40 minutos de diferencia en dos estaciones claves: primero en Lubyanka, a las 7.56 (0.56 de Argentina) y luego, en Park Kulturi, a las 8.40. En el primer caso se registraron 23 muertos y en el segundo 15, según la agencia de noticias Interfax. En ambos casos, según informaron fuentes de la investigación, las suicidas fueron dos mujeres.
Como los trenes dinamitados estaban dotados de cámaras de seguridad, el FSB explicó que se pudieron captar imágenes de ambas suicidas y, por extensión, las de otras dos mujeres de aspecto eslavo que las habían acompañado hasta la entrada al metro.
En la estación de Park Kulturi, las fuerzas de seguridad rusas encontraron un cinturón de explosivos sin detonar. De acuerdo a la agencia oficial rusa Ria Novosti, los explosivos fueron encontrados entre los fragmentos del cuerpo de la presunta suicida, una joven de entre 18 y 20 años de rasgos caucásicos.
La estación de Liubianka se encuentra muy cerca de la oficina central del FSB. Junto a la de Park Kulturi, pertenecen a la línea del metropolitano más antigua y una de las más concurridas. Los pasillos de ambas quedaron cubiertos de un humo cegador, con los pasajeros acostados en el suelo intentando llamar con el celular. Tras las detonaciones, los accesos en esas dos estaciones fueron cerrados y no volvieron a abrirse hasta más de ocho horas más tarde, cuando empezaron a circular los trenes. También tardó unas tres horas en reanudarse el tráfico rodado en la vía circular de Moscú, que la policía había cortado causando numerosos atascos, que colapsaron la ciudad.
Se trata del peor atentado en Moscú en los últimos seis años. En febrero de 2004, la guerrilla separatista chechena atacó el metro de Moscú, donde murieron 41 personas y otras 250 resultaron heridas.