Colombia, 27 de noviembre.- Erazo, de 40 años, llegó el domingo al aeropuerto militar de Bogotá en una pequeña aeronave y de inmediato fue introducido en una ambulancia que le trasladó al hospital de la policía, donde se reencontró con su compañera Elvira, su hija Gisela, de 16 años de edad, y otros familiares.

El agente, herido en la mejilla por esquirlas de granada, no hizo ninguna declaración a la prensa, y no hubo acceso a los medios en el hospital.

Erazo sufrió heridas en el rostro por granadas que lanzaron guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cuando al comenzar los combates el sábado escapó de sus captores y se internó en la espesa selva del municipio de Solano, en el departamento de Caquetá (sur).

Flor, hermana del sargento, aseguró que "toda la familia está feliz por la noticia", mientras que su hija Gisela, que cumplió 16 años el sábado, lo consideró como "el mejor regalo".

Tras los enfrentamientos, los militares hallaron los cuerpos de otros cuatro rehenes de las FARC, tres policías y un militar, asesinados por sus captores, de acuerdo con el ministro de la Defensa, Juan Carlos Pinzón.

Los restos de los tres policías -el coronel Édgar Yesid Duarte, el teniente Elkin Hernández, y el teniente Alvaro Moreno- y del sargento del Ejército José Libio Martínez, quien con casi 14 años de cautiverio era el rehén más antiguo de Colombia, serán trasladados también a Bogotá, donde se les realizará la necropsia.

Se espera que entre lunes y martes los cuerpos sean entregados a sus familias.

Martínez dejó un hijo huérfano, Johan, quien no llegó a conocer a su padre, secuestrado cuando su esposa estaba embarazada. También Duarte dejó una hija huérfana, Viviana, quien tenía dos años en el momento del secuestro.

Este domingo, Johan, de 13 años, pidió a las FARC por la libertad de los rehenes que aún tienen las FARC. "Por favor, devuelvan a los demás secuestrados sanos y salvos, con vida, porque sus familiares los quieren abrazar", lanzó el joven.

Su madre, Claudia Tulcán, declaró que llegó a Bogotá para "recibir el cuerpo de él, para poder darle ese último adiós"."En una carta nos dijo que nunca perdiéramos la fe y la esperanza, que eso es lo último que se pierde. Pero nosotros ya lo perdimos", dijo esta viuda en medio del desconsuelo.

Las FARC mantienen secuestrados todavía a por lo menos 13 policías y militares, que plantean canjear por sus guerrilleros presos. Algunos de ellos llevan más de 10 años en cautiverio.

La oficina de la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos condenó este domingo el asesinato de los rehenes, al señalar que "reflejan una terrible falta de humanidad y un desprecio total por la vida"."Estos hechos irracionales no son una práctica aislada o esporádica. Son crímenes de guerra que podrían constituir crímenes de lesa humanidad. Son el producto de la deshumanización progresiva del conflicto armado interno", añadió en un comunicado.

En tanto, el papa Benedicto XVI se declaró "apenado por estas trágicas noticias", hizo un llamado al fin de la violencia y dijo que está en oración "por las familias de las víctimas y por el amado pueblo de Colombia en este momento de sufrimiento".

Las FARC son la guerrilla más antigua de América Latina, con 47 años de lucha armada, y la integran en la actualidad entre 8.000 y 9.000 combatientes, según cifras del ministro de la Defensa.

El pasado 4 de noviembre, su máximo dirigente Alfonso Cano, de 63 años, fue muerto en una operación del Ejército en el suroeste de Colombia. Para reemplazarlo, las FARC nombraron a Timoleón Jiménez, alias Timochenko, líder del ala militar de esa guerrilla.