Con una tasa de vacunación que apenas supera el 60% y con casi 676 mil muertos, el Covid-19 se posiciona como la enfermedad más mortífera en los Estados Unidos, superando a la gripe española, de 1918, que totalizó unos 675 mil fallecidos.

“En términos de números brutos, es alto”, afirmó Howard Markel, director del Centro de Historia de la Medicina de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Michigan, en diálogo con la revista científica STAT.

Según estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la gripe española se cobró la vida de 675 mil estadounidenses, en brotes que se extendieron durante aproximadamente dos años desde 1918

Sin embargo, según el Covid-19 Map interactivo de la universidad de Johns Hopkins, el coronavirus ya mató a más de 676 mil norteamericanos. “Francamente, es un número más alto de lo que debería haber sido”, reflexionó Markel

Comparaciones con un siglo de diferencia

La revista científica STAT advierte que los fallecimientos en los Estados Unidos relacionados con la actual pandemia representan, aproximadamente, el 14% de los casi 4,7 millones de muertes reportadas hasta el momento en todo el mundo; siendo que los norteamericanos solo representan cerca del 4,2% de la población mundial.

“Estados Unidos está entre los países más afectados, dentro de las naciones ricas que cuentan con una población que envejece. Pero a otros países de Europa también les fue mal“, evaluó Cécile Viboud, epidemióloga especialista en enfermedades infecciosas. Aunque para Markel, la cantidad de fallecidos por Covid-19 en el país de norte está relacionada con “una respuesta inadecuada que hubo desde el principio”.

David Morens, historiador médico de los Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés), avaló la mirada del especialista de la Universidad de Michigan y agregó: “Creo que es de conocimiento general, en todo el mundo, que Estados Unidos no hizo un buen trabajo en las primeras etapas del control de la pandemia”.

De todos modos, es cierto que comparar eventos con un siglo de diferencia puede resultar arriesgado. Según señalaron los especialistas, en 1918 la población en los Estados Unidos eran un tercio de la registrada en la actualidad, es por eso que, en porcentajes relativos a la población, la gripe española aún se posiciona como la más mortífera.

Incluso, si se comparan las edades, en 1918 los fallecidos tenían una edad promedio de 28 años, mientras que con el Covid-19 las muertes se centraron, principalmente, en los ancianos, según destacó Viboud, quien también se desempeña en el Centro Internacional Fogarty de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Por lo cual, en términos de pérdida de años de vida acumulados, la gripe española aún mantiene la delantera.

De todas maneras, los especialistas señalaron que también es necesaria realizar una comparación entre las tecnologías médicas disponibles en cada época. Por ejemplo, en la modernidad, quienes padecieron cuadros graves de Covid-19 fueron asistidos por ventiladores mecánicos o máquinas de “oxigenación por membrana extracorpórea” (ECMO, por sus siglas en inglés), que permitieron oxigenar la sangre de forma externa al cuerpo (en una suerte de pulmones artificiales) y devolverla al torrente sanguíneo sin generar una mayor presión al corazón y los pulmones. Una ventaja ausente en 1918.

Incluso, se desarrollaron vacunas con altos niveles de efectividad para prevenir los cuadros graves y hasta la muerte, pero de todos modos el número de fallecidos aún sigue en aumento, aunque a un menor ritmo. “No tenemos idea de cuál hubiera sido el impacto del Covid-19 sin estas intervenciones”, analizó Viboud.

“Todavía estamos contando”, agregó Morens y señaló que “en 1918, la pandemia no se volvió tan mortal en dos años; pero no tenemos ni idea y no creo que nadie sepa hacia dónde irá el Covid-19 “.

“Las verdaderas muertes por Covid-19 en los Estados Unidos son probablemente más altas que las cifras reales”, aseguró el historiador médico, aunque advirtió que el aumento en el número de fallecidos es una “cuestión de especulación”.

Fuente: TN