La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo ayer que la radiación detectada en alimentos tras el daño causado por un terremoto a una central nuclear de Fukushima en Japón es más grave de lo previsto inicialmente, eclipsando señales de progreso en la lucha por evitar una catastrófica fusión en los reactores.

"Está claro que es una situación grave", dijo Peter Cordingley, portavoz de la oficina para el Pacífico Oeste de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una entrevista telefónica con Reuters desde Manila.

"Esto es mucho más serio de lo que se pensó en los primeros días, cuando creímos que este tipo de problema podía limitarse a 20 o 30 kilómetros (...) Es lógico suponer que algún producto contaminado salga de la zona de contaminación", declaró.

Ayer se encontraron trazas de radioactividad en habas japonesas exportadas a Taiwán y el portavoz del gobierno japonés, Yukio Edano, confirmó que las pruebas a espinacas y productos lácteos cercanos a la central de Fukushima y al agua corriente de Tokio señalaron la presencia de radioactividad (y trazas de ella en el aire), pero a niveles que no son peligrosos para la salud.

Otras espinacas que tenían 27 veces más radioactividad que el límite legal fueron decomisadas en la ciudad de Hitachi, en la prefectura de Ibaraki, más de 100 Km al sur de Fukushima.

Ante este nuevo panorama que volvió a encender alarmas, el gobierno nipón prohibió la distribución de algunos alimentos procedentes de Fukushima y tres provincias colindantes, tras detectar que están contaminados por la radiación procedente de la planta nuclear dañada por el devastador terremoto del día 11.

"Generalmente, la producción particularmente de verduras de hoja verde así como productos animales como leche y huevos, son de mayor preocupación sobre una posible contaminación", indicó la OMS.

Las verduras de hoja verde serán las más expuestas al contacto directo del aire contaminado. La carne, leche y huevos estarán en riesgo de contaminación gracias a que los animales consumirán pasto o alimentos contaminados.

El agua puede estar contaminada, pero no es posible estimar hasta qué punto la vida marina se verá afectada hasta que se recolecten los datos de las zonas con problemas y de los mariscos pescados en esas áreas.

En cuanto al agua de grifo, el Ministerio de Sanidad de Japón ha pedido a los residentes cercanos a la central que dejen de beber agua de la canilla tras detectarse altos niveles de yodo radiactivo.

Los controles han detectado la existencia de sustancias radiactivas en el agua de nueve provincias, incluida Tokio, la capital, aunque también en este caso las autoridades insisten en que los niveles están muy por debajo de los límites y no representan peligro. También se encontraron rastros de radiación en las aguas del Pacífico cercanas Fukushima.