Los votantes griegos, airados por la difícil situación económica que viven desde hace años, castigarán hoy a los partidos tradicionales en unas elecciones de resultado incierto que podrían sumir al país en el caos político y conmocionar a toda la zona euro.

Lo que está en juego es si Grecia cumplirá con las duras condiciones del enormemente impopular rescate de 130.000 millones de euros concedidos por la Unión Europea y el FMI o si emprenderá un camino que podría terminar con su expulsión del bloque monetario único, con graves consecuencias para otros países periféricos de la UE como España o Italia.

Los salarios y las prestaciones se han recortado, el desempleo está por las nubes y miles de pequeñas empresas se han hundido. Los airados griegos se han inclinado por partidos más pequeños y contrarios al rescate financiero para así castigar a los políticos tradicionales, a los que culpan de la crisis. Se espera que un récord de entre 8 y 10 partidos entren en el Parlamento y la ira pública hacia los más grandes podría convertir al menos a cuatro pequeños grupos en posibles centros de poder. Los últimos sondeos publicados antes de las elecciones mostraron que el conservador partido Nueva Democracia y el socialista PASOK -que entre ambos dominaron la política del país durante décadas y ahora gobiernan en coalición- obtendrían apenas los votos suficientes para renovar su inestable coalición. Son los únicos partidos que apoyan el rescate. Desde hace dos semanas no se permite publicar sondeos, y las encuestadoras advierten de que los resultados podrían ser una sorpresa.