Una urna transparente y un sobre blanco y otro amarillo. Eso espera al votante en la mesa electoral española, donde una discreta cortinilla suele reemplazar al famoso "cuarto oscuro" de nuestro país para dar intimidad. Quien emite su voto suele llevar su propia birome: con ella debe marcar, en una enorme papeleta amarilla, la opción de su preferencia para el Senado.

Aunque, a decir verdad, de esa elección casi nadie se acuerda: todos tienen en mente el Congreso de los Diputados, puesto que es allí, en la distribución de sus 350 bancas, donde se dirime el gobierno.

Sol radiante en todo el país y eso es bueno, dicen en los partidos, para alentar el voto. "Con lluvia, la gente sale menos de casa y lo importante es la participación", dijo Enrique Escudero, del comité organizador de las terceras elecciones legislativas que celebra España en tres años. El país vive tiempos convulsos en materia política.

La irrupción de un ala radical en escena y la persistente crisis del separatismo catalán signan un panorama incierto. Sumado a eso, un cierto fastidio de la política tradicional y de sus principales figuras alimenta un monumental voto castigo, con la derecha radical de Vox como posible beneficiario. Pero las mesas abrieron con normalidad.

Entre el miedo y el "no miedo"

El presidente Pedro Sánchez, que busca ser ratificado con el voto, fue el primero en presentarse a la mesa. "Espero que el mensaje de los españoles sea contundente", dijo. A igual que el liberal Albert Rivera y el conservador Pablo Casado, su llamado fue para alentar la participación, en un país donde el voto no es obligatorio.

Con un tono cercano a la arenga, el que se diferenció fue Santiago Abascal, de Vox, que llamó a votar "sin miedo a nada ni a nadie" y "con esperanza", en un eco de sus discursos de campaña.

Lo del "sin miedo", de hecho, fue una suerte de réplica a la constante apelación al miedo que hizo el presidente contra la derecha radical.

A partir de las 22.30 -17.30 en la Argentina- podrían conocerse los primeros resultados.

Fuente: La Nación