La invasión de tropas rusas a Ucrania ya está trayendo consecuencias en la economía provincial. Es porque, según advirtieron desde la Cámara de Comercio Exterior, están en duda operaciones de venta de vino a granel y de mosto a Moscú. Y por otro lado, embarques de uva en fresco que se han venido enviando desde diciembre del año pasado, ahora no se pueden cobrar porque las transacciones con bancos de ese país no se están llevando adelante con normalidad. En el sector estiman que las exportaciones ascienden a U$S 1,5 millones, que al cambio oficial de ayer son unos $168,7 millones.

"Ya tenemos impacto del conflicto en San Juan", dijo ayer el presidente de la cámara, Antonio Giménez. Y explicó que "la uva que se ha enviado no se cobrado" y que ahora hay un peligro real de que la situación se complique. Según los registros de la entidad, esta temporada se han enviado 1,5 millones de kilos de uva de mesa de la variedad Superior, en cajas de 8,2 kilos.

Según fuentes del sector, el kilo de uva en el mercado ruso oscila en un dólar, es decir que al cambio oficial de ayer se trata de operaciones por 168,7 millones de pesos.

En cualquiera de las firmas locales que hayan enviado el producto, el no poder cobrar afectará sus finanzas y la continuidad del negocio, que en particular este año ha tenido muchas dificultades, como por ejemplo las granizadas y la crisis hídrica. Encima ahora, el producto que se logró enviar no se sabe si se va a poder cobrar.

Además, estaban por salir por estos días embarques de vino a granel y de mosto, que demanda el mercado ruso. Pero por ahora los envíos están frenados porque bodegueros y mosteros no quieren correr la misma suerte que los exportadores de uva.

Uno de los que envió uva a Rusia fue Juan José Ramos quien, además de exportador, lidera la Asociación de Viñateros Independientes. "Estamos preocupados por lo que está pasando porque están bloqueados los canales de pago", sostuvo.

Entre las dificultades que tuvieron los exportadores este año mencionó que los embarques de uva, que normalmente tardan entre 25 a 40 días, esta temporada se extendieron hasta 60 días. Porque, además de los problemas de conseguir contenedores, hubo un problema en la aduana chilena por el Paso de Los Libertadores, que frenó el paso de los camiones más de la cuenta.

Según un informe elaborado por este diario, para esta temporada de la uva en fresco había mucha expectativa porque se eliminaron las retenciones a la actividad y porque por primera vez en años se estaban haciendo ensayos para realizar envíos a Brasil sin bromuración, que deteriora el producto (ver aparte). Por eso incluso hablaban de un posible crecimiento del 20% de los envíos al exterior.

Desde la Unión Industrial de San Juan, que preside Ricardo Palacios, también expresaron su preocupación por el conflicto bélico y su impacto en la actividad industrial en la provincia. El dirigente habló de que "pueden haber problemas para conseguir algunos insumos importados". Pero el mayor problema, según advirtió, es que aumentará el valor del gas a nivel internacional "y Argentina depende de una parte de gas importado para atender el mercado nacional".

Así, el dirigente mencionó que se suma un nuevo frente de dificultades para el sector, además de las que ya venían enfrentando, como la fuerte presión impositiva y la imposibilidad de acceder a créditos baratos para ampliar las actividades.

 

Valor

8 Es, en dólares, lo que puede llegar a costar una caja de uva en fresco puesta en el mercado ruso. El monto puede llegar hasta los 10 dólares, según fuentes de la actividad.

 

Uva sin bromurar llegó a Brasil

El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) realizó por primera vez la certificación fitosanitaria de exportación a Brasil de uva en fresco por el Sistema de Integrado de Medidas

Fitosanitarias para la Mitigación del Riesgo (SMR), es decir sin bromurar.

Según informó el organismo, agentes del Centro Regional Cuyo del Senasa aprobaron, en frigoríficos de San Juan y Mendoza, el despacho de dos cargamentos del producto.

El sistema permitió que la fruta no fuera sometida a la aplicación de bromuro de metilo, para lo que hacía falta que, durante el proceso de producción no se detectara la presencia de enfermedades cuarentenarias, como la Lobesia botrana y que los análisis de laboratorio demostraron la ausencia de trips y ácaros.