Al menos seis soldados italianos y 10 civiles afganos murieron ayer como consecuencia de un atentado suicida con coche bomba perpetrado en Afganistán, al paso de un convoy de la OTAN en una ruta de la capital, Kabul.
El potente explosivo fue detonado a control remoto cerca de dos vehículos militares italianos en una carretera del centro de Kabul, cerca del palacio presidencial, poco después del mediodía, y el estallido mató a los seis soldados e hirió a otros cuatro, dijo desde Roma el ministro de Defensa, Ignazio La Russa.
El ataque, que mató también a 10 civiles afganos, es el más mortífero contra tropas italianas desde que comenzó la invasión al convulsionado país centroasiático hace 8 años, y sacudió a los líderes europeos que mantienen presencia militar en la región.
El vocero talibán Zabiullah Mujahid reivindicó el atentado a través de un mensaje de texto en el que dijo que un combatiente del movimiento integrista había cometido "un atentado contra fuerzas extranjeras".
La incertidumbre respecto a los recientes comicios afganos y el persistente aumento de muertes de soldados en atentados suicidas generan inquietud entre los aliados de Washington en la región, que comienzan a preguntarse sobre cuánto tiempo deberían quedarse o sobre la conveniencia de retirarse.
