La llegada a la Catedral de Moscú (Rusia) de un cinturón tejido, según la tradición, por la Virgen María y al que atribuyen efectos milagrosos para la salud ha desatado una auténtica locura de fervor religioso con colas bíblicas de al menos 100.000 fieles. Desde el domingo 30 cuando llegó el cinturón miles de peregrinos y curiosos desafían las bajas temperaturas durante horas para venerar la reliquia prestada por unos días por el monasterio ortodoxo griego de Vatopediou del Monte Athos.

Los moscovitas no salen de su asombro, ya que colas similares de varios kilómetros no se veían en Moscú desde la muerte del dictador soviético Iosif Stalin (1953) o desde que Yuri Gagarin se convirtiera en el primer astronauta de la historia (1961).

Horas de espera
Las largas colas, que empiezan en la catedral de Cristo Salvador y avanzan a orillas del río Moscova, incluyen a muchas personas con enfermedades crónicas. “He venido con mi amiga. Tiene un problema de corazón. Rezaremos para que se le pase”, dijo Katia una ciudadana rusa.

Los fieles creen que, entre otras cosas, el cinturón cura la infertilidad, precisamente uno de los problemas más acuciantes de la sociedad rusa que envejece a marchas forzadas. Por ello, muchas parejas con dificultades para concebir un niño se acercaron al templo de mármol blanco reconstruido tras la caída de la Unión Soviética con la esperanza de que el milagroso cinturón les conceda la gracia de tener hijos.

La media de permanencia en la cola de un peregrino durante la semana fue de hasta 26 horas, proeza que no todos soportan, ya que algunos se rinden o tienen que se atendidos por los servicios de emergencia antes de llegar al templo.

“La gente debe medir sus fuerzas y capacidades, ya que estar bajo el frío durante diez horas es una dura prueba para el organismo y la salud”, advirtió Serguéi Sobianin, alcalde de Moscú, en alusión a las temperaturas de unos 3 grados bajo cero que hacen estos días.

La expectación creada por la reliquia es tal que el Ayuntamiento moscovita a petición de la IOR se ha visto obligado a habilitar puestos con comida y té caliente, retretes móviles y un barco en el río para que los feligreses puedan resguardarse del frío. Debido a la creciente demanda, la catedral ha decidido mantener sus puertas abiertas las 24 horas del día para recibir a los feligreses hasta la madrugada de mañana y retrasar un día la devolución de la reliquia. Además cientos de miles de personas también vieron el cinturón, considerado de una de las reliquias más sagradas de la religión cristiana ortodoxa, en otras ciudades rusas, como San Petersburgo, Vladivostok y Krasnoyarsk. “Esto es una atracción espiritual. No es normal que haya venido tanta gente. El 90% no hacen cola por fe, sino por pura curiosidad y superstición. Esto parece una feria”, comentó a Efe Kiril, un sacerdote moscovita. Contrario a él, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, no compartió esa opinión, e interrumpió la campaña electoral para ver de cerca la reliquia, eso sí, sin hacer cola.

La historia
Según reza la tradición, el cinturón de la Santísima Virgen, que no había abandonado Grecia durante siglos, fue tejido por la madre de Jesús a partir de lana de camello y lo utilizó hasta el fin de sus días, tras lo cual pasó a manos del apóstol Tomás. El cinturón fue cortado en numerosas ocasiones a lo largo de la historia y actualmente únicamente se conservan tres trozos, el que se exhibe en Moscú y otros dos que se encuentran en Italia y en Georgia.