Buenos Aires, 17 de mayo.- Francia avanzó también ayer cambios en la fiscalidad de las rentas altas y en las pensiones. Pero el paquete que prepara Italia es más amplio: Roma pretende reducir el riesgo de contagio de la crisis fiscal, que a partir de Grecia encendió las alarmas en Portugal, España e Irlanda.

Diversos miembros del Gobierno de Silvio Berlusconi intensificaron este fin de semana un debate público con diferentes medidas en estudio, explicando que la tragedia griega exige a los países de la zona euro "sacrificios, lágrimas y sangre".

Según el diario El País, el ministro de Bienestar, Maurizio Sacconi, prometió ayer que el Gobierno "contendrá el perímetro del sector público" y será "fiscalmente equitativo con los ciudadanos".

Algunas de las propuestas, aunque no son definitivas, son similares a las aprobadas la semana pasada por España y Portugal. Otras pueden ir incluso más lejos. El ministro de Economía, Giulio Tremonti, estudia congelar los salarios a los 3,5 millones de funcionarios; retrasar algunos meses la entrada de nuevos jubilados al sistema de pensiones; aumentar la edad de jubilación para las mujeres que trabajan en el sector privado; derogar el actual 10% de beneficio fiscal a los premios de productividad; bloquear durante tres años la contratación de personal en la Administración, y restringir las ayudas a la dependencia.

"Las medidas no son muy distintas de las tomadas en París, Londres, Berlín, Madrid y Lisboa", aseguró Tremonti, aunque el caso español es más drástico: el plan inicial suponía un recorte de 50.000 millones hasta 2013, a los que hay que sumar los 15.000 millones adicionales anunciados la semana pasada. Italia baraja recortes de 13.000 millones en 2011 y 14.500 millones en 2012.

También Francia da señales de apretarse el cinturón. Los franceses deberán trabajar más para obtener la jubilación y el Gobierno de Sarkozy está dispuesto a poner en marcha un gravamen extra destinado a las rentas más altas y a los rendimientos de capital.

Esas son las principales propuestas del documento elaborado para reformar las pensiones que el ministro de Trabajo, Eric Woerth, remitió ayer a los sindicatos. Los franceses pueden jubilarse a los 60 años, aunque para ello el trabajador debe cotizar durante 40. Con estas medidas, el Gobierno francés espera "aportar una respuesta a las dificultades financieras del sistema hasta 2020 y 2030".

La de las pensiones es la reforma más importante y polémica en la que actualmente está embarcado el Gobierno de Sarkozy, que prometió enviar a la Asamblea Nacional una ley en otoño. Antes, los diferentes proyectos deberán ser discutidos por sindicatos, Gobierno y agentes sociales.