Los estudiantes franceses han tomado el relevo de los sindicatos y mediante huelgas y manifestaciones mantienen la protesta contra el retraso de la jubilación preconizado por Nicolas Sarkozy, mientras que los paros en las refinerías amenazan con una penuria energética de condiciones imprevisibles.
Varios centenares de gasolineras tuvieron que cerrar por falta de combustible y los aeropuertos dejaron de recibir el queroseno que precisan los aviones, según los datos oficiales. Una situación que todavía no es dramática porque las reservas permiten seguir funcionando a la maquinaria productiva, pero que puede serlo en breve si se mantiene el bloqueo de las doce refinerías del país.

