El papa Francisco sorprendió a todos este jueves con un impactante gesto de apoyo al proceso de pacificación en Sudán del Sur, cuando al recibir a los líderes de los dos grupos enfrentados en la nación, se arrodilló y besó sus pies.

El Santo Padre se reunió con Salva Kiir Mayardit, presidente de la República, y cuatro de los cinco vicepresidentes designados para crear un gobierno de unidad nacional, Riek Machar Teny Dhurgon, James Wani Igga, Taban Deng Gai y Rebecca Nyandeng De Mabior.

"Les pido como hermano: manténganse en la paz. Se los pido con el corazón. Habrá problemas, pero no se asusten, sigan adelante, resuelvan los problemas. Iniciaron un proceso, que termine bien", les dijo.

Las más altas autoridades civiles y eclesiásticas de Sudán del Sur se reunieron el miércoles y jueves para "unos retiros espirituales" en la residencia donde vive el papa Francisco, quien pronunció un discurso final junto con el jefe de los anglicanos, el arzobispo de Cantorbery Justin Welby.

Sudán del Sur, mayoritariamente cristiano, obtuvo su independencia de Sudán en 2011, luego de 22 años de conflicto. El país se vio sumido desde diciembre de 2013 en la guerra civil, surgida por la rivalidad entre Salva Kiir y Riek Machar, ex aliados en su lucha común contra el régimen sudanés.

Ambos firmaron en septiembre en Addis Abeba un nuevo acuerdo de paz que prevé compartir el poder y busca poner fin a cinco años de una guerra civil que causó más de 380.000 muertos y obligó a huir a cuatro millones de habitantes.

El papa, que felicitó el jueves a los firmantes presentes, expresó su deseo de que "las hostilidades cesarán y el armisticio será respetado". Insistió especialmente en este último punto y repitió: "Por favor, que sea respetado el armisticio".

"El pueblo espera su regreso al país, la reconciliación de todos sus miembros y una nueva era de paz y prosperidad para todos", subrayó el papa Francisco, que habla de una población "fatigada por los conflictos pasados".

El país se hundió en el conflicto en diciembre de 2013 cuando Salva Kiir, un dinka, acusó a Riek Machar, su exvicepresidente y miembro de la etnia nuer, de fomentar un golpe de Estado. Exiliado en Jartum, Machar prevé regresar a Juba en mayo en el marco de la aplicación del acuerdo de paz.