El Papa afirmó que no condena a los homosexuales y que deben ser integrados en la sociedad, pero dijo que es contrario a todos los lobby, incluido el gay, y defendió que las mujeres tengan un mayor papel en la Iglesia, aunque recordó que las puertas al sacerdocio femenino están cerradas.
Francisco, en uno de sus comentarios más conciliadores de un Papa sobre los gays, dijo que no deben ser juzgados o marginados, aunque reafirmó las enseñanzas de la Iglesia Católica de que los actos homosexuales constituyen un pecado.
Francisco hizo ayer estas afirmaciones en un encuentro con los periodistas que le acompañaban en el avión en el que regresó a Roma desde Río de Janeiro, donde presidió la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.
Durante 80 minutos respondió a todas las preguntas que libremente le hicieron los periodistas, algunas delicadas, como las referentes al supuesto lobby gay del Vaticano y el caso del sacerdote Battista Ricca, nombrado recientemente secretario del IOR, el llamado banco del Vaticano, que se ha visto salpicado en un escándalo de tintes homosexuales.
Sobre Vatileaks, Francisco dijo que es ‘un problema gordo‘, pero que ni se asustó cuando Benedicto XVI le entregó los documentos.
Y sobre los gay, el Papa aseguró que no juzga a los homosexuales, pero se mostró contrario al lobby gay.
‘En un lobby no todos son buenos, pero si una persona es gay busca al Señor y tiene buena voluntad quién soy yo para juzgarla. El Catecismo de la Iglesia Católica explica y dice no se deben marginar a esas personas y que deben ser integradas en la sociedad‘, afirmó.
Francisco abogó por un mayor papel de la mujer en la Iglesia, pero rechazó que puedan acceder al sacerdocio al señalar que sobre ese tema ‘la Iglesia ha hablado y ha dicho no. Lo dijo Juan Pablo II con una formulación definitiva. Esa puerta esta cerrada‘.
Sobre la reforma de la Curia romana aseguró que no ha notado ‘resistencia‘ dentro del Vaticano.
Francisco contó que se siente bien en el Vaticano, pero reconoció que en algunos momentos se siente ‘enjaulado‘.
‘¡Cuántas veces me ha dado gana de salir por las calles de Roma! Y en ese contexto me siento un poco enjaulado. En Buenos Aires me conocían como el cura callejero‘, recordó Bergoglio
El Papa habló de misericordia, de la necesidad de que la Iglesia les acompañe al referirse al acceso al sacramento de la comunión para las personas divorcias, pero dijo que es un problema que se debe estudiar.
‘Los divorciados pueden tomar la comunión sin problemas, cuando se han casado de nuevas no pueden comulgar‘, recordó.