El Papa aseguró ayer en Londres que la religión no es un problema sobre el que haya que legislar y pidió libertad de culto "sin sufrir persecuciones", en una jornada en la que volvió a abogar por la unidad de los cristianos.
En su segundo día de visita a Gran Bretaña, el Papa encabezó un encuentro con el mundo de la política en Westminster Hall, el lugar donde fue condenado a muerte Tomás Moro en 1535 por no abjurar de su fe católica. Allí, ante la presencia del primer ministro James Cameron y sus antecesores Margaret Thatcher, John Major, Tony Blair y Gordon Brown, el Papa aseguró que la religión "no es un problema" que los legisladores deban solucionar, sino un factor que contribuye de manera vital al debate nacional.
Asimismo denunció que se intenta silenciar la religión en la vida pública e incluso suprimir la Navidad al considerar que "ofende" a otras religiones. Benedicto XVI manifestó que el mundo de la razón y el mundo de la fe necesitan uno de otro y que no deberían tener miedo de entablar un diálogo profundo.
La jornada comenzó con un encuentro con el mundo de la cultura en el St. Mary’s Universtiy College, donde el Papa dijo que el mundo necesita buenos científicos, pero que una perspectiva científica se vuelve peligrosa si ignora la dimensión religiosa y ética de la vida.
Luego, Benedicto XVI realizó la primera visita en la historia del país de un papa al Palacio de Lambeth (residencia oficial en Londres del Arzobispo de Canterbury). Allí se reunió con el arzobispo de Canterbury y jefe de la Iglesia Anglicana, el doctor Rowan Williams.
Esa visita tuvo un fuerte significado religioso, ya que el año pasado el Vaticano abrió sus puertas a los fieles tradicionalistas anglicanos contrarios al aperturismo de la Comunión Anglicana – a través de la ordenación de mujeres y homosexuales como obispos-. Sin embargo, ayer el Papa dijo que quería enfocarse en la "profunda amistad" entre las dos iglesias, en lugar de en sus diferencias.
Luego de la reunión, Benedicto XVI se trasladó en el Papamóvil a través del Puente de Lambeth hacia el medieval Westminster Hall, en las Casas del Parlamento, para encabezar el encuentro con las principales figuras políticas.
La jornada concluyó con una ceremonia ecuménica en la Abadía de Westmninster, sitio de coronación de los reyes ingleses desde hace más de 1.000 años, en donde participó el Arzobispo de Canterbury.
Es la primera vez que una Papa pisa el más importante templo del anglicanismo, la abadía de Westminster.

