El plan de ajuste aprobado por Grecia a cambio de ayuda financiera de la Unión Europea y del Fondo Monetario en búsqueda de resolver la crisis que lo afecta, generó ayer multitudinarias protestas y huelgas que profundizaron el descontento contra la gestión del socialista Georgios Papandreu.

El sector estatal, el que más afectado se verá por el ajuste a implementar, inició un paro de 48 horas y fue el que mayor cantidad de trabajadores movilizó: sólo en Atenas unos 4.000 maestros y empleados públicos se manifestó en contra del congelamiento de contrataciones y la reducción de sus salarios.

Por tal motivo, los ministerios, oficinas públicas y otras instituciones permanecieron semivacías, al tiempo que muchas escuelas estuvieron también cerradas. Un centenar de maestros intentaron atravesar las vallas y acercarse a la entrada del Parlamento y lanzaron a la policía botellas y piedras. Los agentes respondieron con gas lacrimógeno, informaron testigos, aunque la situación se tranquilizó rápido, según informó la agencia de noticias DPA.

Asimismo hubo problemas con el tráfico aéreo, donde también trabajan empleados estatales, y muchos vuelos fueron cancelados, pues sólo se cubrió un vuelo por destino. Desde el lunes ya están en huelga los trabajadores de recolección de la basura.

Por su parte, el sindicato comunista griego Frente Militante de Todos los Trabajadores (PAME), colgó en la tradicional Acrópolis dos pancartas en las que se llama, en griego y en ingles, a los países de Europa a "sublevarse" y al FMI a "irse de Grecia".

Hoy será el día más combativo, ya que los funcionarios públicos continuarán con su huelga de 48 horas y la intensificarán: los controladores cerrarán el espacio aéreo hasta hoy. Tampoco habrá noticias en la televisión y la radio, ya que los periodistas participarán en la huelga. Muchos dueños de comercios también pretenden cerrar sus locales.