Enojadas turbas atacaron ayer tres sitios de reparto de alimentos en Haití, una señal más del caos que enfrentan los grupos de asistencia para ayudar a la multitud desesperada y hambrienta que dejó el mortal terremoto ocurrido hace dos semanas.

Varias personas se cayeron y corrieron el riesgo de morir aplastadas cuando la muchedumbre hambrienta asaltó ayer cuatro camiones llenos de alimentos que el Gobierno pensaba distribuir en el centro de la capital, en los jardines del destruido Ministerio de Cultura.

La gente rompió todas las barreras de seguridad, vaciando el contenido de los cuatro camiones. Los paquetes de ayuda consistían en arroz, pasta, aceite, leche en polvo y galletas, que tras ser sustraídos de los camiones fueron disputados a golpes y empujones entre las personas que llevaban más de una hora sofocados, esperando bajo el Sol del mediodía.

En tanto, cuerpos de paz en Cité Soleil, uno de los peores barrios de Puerto Príncipe (capital haitiana), realizaron disparos de advertencia cuando la multitud se enojó mientras esperaba por arroz. Otro punto de distribución cerca del museo de arte de Haití también sufrió episodios violentos.

En el Ministerio de Cultura, algunos asaltantes comenzaron a arrojar las bolsas de comida a la gente. Varias personas cayeron al suelo, pero un testigo de Reuters apenas vio gente con heridas menores.

Una mujer llamada Berline dijo que el incidente la dejó sin nada para alimentar a sus seis hijos, de entre cuatro y 14 años. "No tengo nada para darles. Intenté (obtener algo), pero me empujaron", dijo, entre lágrimas.

En Cité Soleil, los trabajadores de las fuerzas de ayuda, respaldados por cuerpos de paz argentinos, arrojaron arroz de bolsas a la gente para que lo recogiera como fuera, usualmente en una playera o algún bolsillo improvisado. Allí, algunos jóvenes le arrojaron piedras a los soldados de la ONU.

Las agencias de asistencia están luchando con el problema de darle una alimentación adecuada a casi un millón de personas que quedaron sin casa por el terremoto que puede haber dejado más de 300.000 muertos según los cálculos más pesimistas.