Más de 2.200 migrantes murieron en el Mediterráneo en lo que va de 2017, convirtiendo así a ese mar en un cementerio de ilusiones y desesperación. Esa cifra indica un tenebroso promedio de 10 muertes por día.

Son seres desesperados que escapan de sus países con la ilusión de acercarse a Europa para poder encontrar una salida a su miseria. Sin embargo, en el largo camino solo encuentran muerte y desolación. Y poca asistencia por parte de los países desarrollados.

La ONG española Proactiva Open Arms encabezó el rescate cuyas imágenes hielan la sangre por su crudeza. En un bote sin rumbo hallaron a 167 migrantes vivos y 13 muertos entre niños y mujeres. Los cuerpos estaban junto a ellos, desnudos. La mayoría, víctimas además de los traficantes de personas, intentan llegar a las costas europeas desde Camerún, Sudán, Mali y Senegal.