El presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, realizó este sábado un balance de su reciente gira internacional y declaró que el gobierno de Argentina “puede ayudar” a que la dictadura de Nicolás Maduro entienda que la única alternativa que tiene es generar garantías para unas elecciones presidenciales libres.

“Yo entiendo la posición del presidente Alberto Fernández y la respeto. No vamos a meternos en la política interna ni de Argentina, ni de España ni de ningún otro país que esté respaldando el proceso de recuperar la democracia en Venezuela. Es evidente que la vicepresidente argentina tuvo relación directa con el madurismo y el chavismo, y entiendo la compleja situación ahí. Pero también ellos han sido muy claros con que hay una emergencia en Venezuela, que hay que buscar solución a la crisis y también rechazaron lo que sucedió el 5 de enero en la Asamblea Nacional", expresó Guaidó en una rueda de prensa en Caracas.

Y agregó: "Estoy seguro de que Argentina puede ayudar a que la dictadura entienda que la única alternativa que tiene es generar garantías para una elección presidencial realmente libre. Creo que la labor de Argentina puede ser clave para, en algún momento, destrabar... o que reciban a Maduro como recibieron a Evo Morales”.

Si bien Fernández ha criticado ciertos aspectos del régimen de Maduro, no reconoce a Juan Guaidó como interlocutor válido, algo que sí hacen más de 50 países del mundo liderados por EEUU, y que también hacía el Gobierno de Macri. De hecho, Fernández invitó a su asunción a un cuestionado funcionario chavista, el ministro de comunicaciones Jorge Rodríguez, y le quitó la credencial diplomática a Elisa Trotta, la enviada de Guaidó.

Rodríguez es el principal estratega de Maduro, está en la nómina de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC), que encabeza el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, y desde la cartera de Información censura a los medios extranjeros -como Infobae- y manipula las noticias de su país y del mundo para esconder la crisis social y económica que atraviesa Venezuela.

Así, desde que asumió, Fernández mantiene relaciones formales con el régimen chavista pero siempre reserva una porción de sus declaración públicas para resaltar sus preocupaciones. Ya durante la campaña, el peronista había calificado al venezolano como un “gobierno autoritario muy difícil de defender”. En ese entonces, su principal preocupación se centraba en el informe de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, en el que se documentan secuestros, torturas y más de 7.000 ejecuciones extrajudiciales.

La declaración le valió un mensaje de Diosdado Cabello, uno de los principales jerarcas del régimen chavista, sancionado en EEUU y la UE por narcotráfico y corrupción. “Me alegro mucho por el esfuerzo y el valor del pueblo argentino. Ojalá, Dios querido, que no me equivoque, que a quien están eligiendo no vaya a creer que lo están eligiendo porque es él”. En claro tono de advertencia, el hombre fuerte del régimen venezolano, le explicó a Fernández que el resultado electoral es el mensaje de “un pueblo eligiendo ‘No’ al neoliberalismo”. “Ojalá no lo defrauden”, agregó.

El 5 de enero pasado, cuando las fuerzas chavistas impidieron violentamente el ingreso de Guaidó y 100 diputados a la Asamblea Nacional, en lo que la comunidad internacional calificó como Golpe al Parlamento, el gobierno Argentino emitió un comunicado en el que condenaba el accionar del régimen. “Impedir por la fuerza el funcionamiento de la Asamblea Legislativa es condenarse al aislamiento internacional”, dijo el canciller argentino, Felipe Solá, en sus cuentas de redes sociales. Y la reacción también le valió malestar en el chavismo.

Es que en Venezuela, el PSUV suele reivindicar la figura de la actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y poco se habla en público de Alberto Fernández.

Durante la entrevista en Le Monde, Alberto Fernández habló sobre otros de sus marcados giros en política exterior: Bolivia. Su gobierno asiló a Evo Morales, acusado por la oposición boliviana y la OEA de haber permitido irregularidades en la última elección presidencial, y desconoció a Jeanine Añez como presidente interina. “¿Se siente aislado en una región que ha virado hacia la derecha?”, le preguntó la periodista del diario francés. “Para nada. Yo no limito mis contactos a aquellos que piensan como yo. Yo no me aprovecho de los conflictos internos de otros países, no es mi rol. Pero, en Bolivia hubo un golpe de estado y el continente americano ha sufrido bastante la falta de democracia”