El ministro de salud de Chile, Juan Mañalich, aseguró ayer por la tarde que el estado de salud de los mineros rescatados es "satisfactorio" aunque todos ellos tienen lesiones dentales y uno de los hombres presenta un cuadro de neumonía aguda.

"Todos se encuentran en estado más que satisfactorio, no nos hemos encontrado con sorpresas. Sólo hay un cuadro de neumonía aguda y en ese caso podría prolongarse su estadía en el hospital", dijo Mañalich.

"Durante el izamiento desde los 622 metros de profundidad hacia la superficie todos ellos presentaron aumento de frecuencia cardíaca y presión", agregó el ministro.

El estado de salud del minero Mario Gómez, el mayor de los 33, de 63 años, es "delicado debido a la silicosis, aunque ésta se puede tratar", dijo el ministro. La silicosis es una enfermedad de los pulmones con frecuencia mortal causada por respirar polvo con partículas muy pequeñas de sílice cristalina presente en rocas.

El funcionario precisó que "sabíamos por las conversaciones previas que mantuvimos con el minero Yonny Barrios que la mayoría de los trabajadores tenían lesiones dentales, por lo que serán tratados y, en algunos casos, deberán ser sometidos a cirugías".

Todos los hombres rescatados "están en reposo, en cama, sin necesidad de medicación" y se les aplicó "el protocolo de hidratación, suplementos vitamínicos, sales y fosfatos". "Esta noche tendremos camanchaca (un tipo de neblina costera) en la zona por lo que el margen de traslado de los mineros en helicóptero al hospital de Copiapó es muy estrecho", dijo el ministro.

Los mineros que están internados "de a poco van contando lo que vivieron en la mina, narran su impotencia al escuchar las sondas que los buscaban y que no sabían por dónde empezar para avisarles que estaban en el refugio", contó Mañalich.

"También cuentan las historias de cómo hicieron para organizarse y que desde el 5 de agosto -día del derrumbe- supieron que algo malo pasaba por los ruidos que escuchaban de la superficie".

Una vez en la superficie, los mineros ingresan al hospital en ambulancias que los trasladan desde el regimiento de Infantería de Copiapó, hacia donde son llevados en helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile especialmente acondicionados. Sus habitaciones disponen de cortinas oscuras y vidrios con efectos de polarizado para evitar daños oftalmológicos.

Mañalich explicó que la iluminación que tuvieron 700 metros bajo tierra equivale a pasar dos meses en una sala de cine. Hasta ahora todos los examinados no han presentado problemas a la piel ni de hongos que pudo provocarles la enorme humedad del fondo de la mina. A largo plazo la principal preocupación es el daño psicológico por lo que los mineros recibirán asistencia durante un período no menor a seis meses.